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Opinión

Sacar del taller a un Lamborghini

  • ENTRE BASTIDORES
  • 02/02/2022 - 14:01
Sacar del taller a un Lamborghini (C. Torres)

Manuel Borrego

 

Curioso contexto ambiental en el que se desenvuelve la UD Las Palmas. Ahora que el amigo Pepe Mel ya no está, el Ferrari -como él mismo lo definió cuando terminó de confeccionarse la plantilla en el verano- ha pasado en algunos sectores a casi a convertirse en una chatarra.

 

Bastó que el estreno de su sucesor se convirtiera en un empate sin goles para que, permítanos el símil, las ruedas estén desinfladas, las bujías parezcan de segunda mano y hasta la pintura está totalmente estropeada. Y todo salpica hasta los refuerzos contratados: Mfulu ya no es el pulmón del centro del campo, Navas dejó de ser el jerarca de la defensa, a Jesé poco más o menos se le acabaron los goles y asistencias, Rober no es el mismo, … no se salva ni Jonathan Viera, hoy un mago alicaído. E, incluso, el paso de García Pimienta por el FC Barcelona no le habría servido para los conocimientos del fútbol real. Hasta la salida de jugadores de cantera ya no parece ni contar. Todo vale en el argumento pesimista.

 

Porque el perímetro de la UD Las Palmas, al menos el que intenta hacer ruido, es así: de un extremo al otro. El nuevo entrenador incluso podría parecer responsable de los goles encajados o de los defectos defensivos que, insistimos nosotros en ello, no logró resolver su antecesor por más o mejores jugadores que tuviera a su mando. Volvemos al dato: 149 goles en la portería del equipo amarillo en 121 partidos de Liga es una razón suficiente para que las aspiraciones de ascenso de cualquier equipo de Segunda División sean dañadas o mermadas. Eso sí que es un ‘big data’ que quizá no quiera verse ni con lupa.

 

La etapa de García Pimienta en la UD Las Palmas -que por cierto es una apuesta inicial hasta 2023- solo ha comenzado. El bullicio a su alrededor, el actual, quizá no lo escuchó tanto su antecesor que en tres intentos no consiguió colocar al menos al equipo en promoción de ascenso. No vamos a relatar la calidad de los futbolistas que pasaron en esas campañas. El cuarto asalto no tuvo continuidad. Dijimos en estas mismas columnas nada más producirse el cambio en el banquillo que el primer refuerzo de invierno que necesitaba el proyecto era un abrigo al trabajo que debía iniciarse frente a la Real Sociedad B. Y gozar de la misma paciencia que ha merecido quien le precedió. Por cierto, vivió la que ha sido etapa más serena en la crítica externa a un entrenador que recordamos en décadas de la UD Las Palmas. En ese sentido, Pepe Mel puede sentirse un profesional privilegiado. Sus colegas entrenadores de los años ochenta o noventa se lo podrían explicar con todo lujo de detalles.

 

Así que recetamos paciencia, porque queda mucho por resolverse en las jornadas venideras. Los jugadores, ahora tan sensibles a la soledad, son los que tienen como siempre la solución en sus manos. Y quizá descubran que había un error: No era un Ferrari, sino un Lamborghini al que por cierto hay que sacar del taller.

 

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