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Los largos tentáculos del Vitamina C Julen Pérez

M. Borrego

 

Si se describiera en una infografía las zonas calientes que Julen Pérez (28 de junio de 2000) transita en cada uno de los partidos del filial C de la UD Las Palmas, el campo estaría marcado por todas las pisadas del ahora capitán amarillo.

 

Los tentáculos del centrocampista galdense son inacabables. En el nuevo líder del grupo canario de la Tercera División se conjugan muchas virtudes individualidades y también colectivas: Hay talento a raudales, juventud, piernas, pulmones, goles e ilusión en cascada. Pero hay también futbolistas que, no teniendo tanta luz propia para la filigrana, aportan aplomo y solidaridad.

 

Ese es Julen, un auténtico octópodo en el campo. Acude allí donde aparece el peligro rival o se enlaza cuando hay una avalancha de los amarillos en busca del gol. Julen ‘dialoga’ en el campo con sus zagueros Ian, Velázquez o el juvenil Carlos Navarro, con el portero Cendón … pero también está en contacto para echar una mano con los laterales, resto de centrocampistas y los funambulistas del área, como Villar, Samuel o Abián. El capitán cebollero es el socio de todos.

 

Ya rebasó la media centena de partidos en Tercera (52) en un constante salto de peldaño. Delgadito entonces, sus inicios se localizan con pasos por los clubes de su entorno: Tenesor, Gáldar y CD Galdense. En 2012 ingresó en UD Las Palmas para, tras una primera etapa, jugar en el U. Viera, UD Guía y por fin dar el salto a Tercera con el San Mateo hace tres temporadas.

 

Esa etapa en la Vega fue importante para Julen, aunque cortada con brusquedad por la pademia. La temporada no terminó en 2020 pero su fútbol ya había echado raíces y definitivamente asumió el papel de timón cuando siguió en la división de bronce como integrante del energético Vitamina C, un equipo de muchas soluciones en la historia de la UD Las Palmas.

 

Esta temporada, con un equipo de buen paladar y clasificación, Julen es una extensión técnica en el campo. Además de las responsabilidades asociativas, no duda en marcar el tiempo, el ritmo, sacar las faltas y ser el de mayor batalla con un físico resistente. En el minuto 90 estará allí donde hay un balón de rescate o la posibilidad del remate.

 

Eso tiene llevar el brazalete de capitán: predicar con el ejemplo.

En su etapa infantil de la UD Las Palmas, agachado en el centro (Archivo personal Julen Pérez)