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Peñaranda y el club de las segundas oportunidades

  • ENTRE BASTIDORES
  • 29/08/2021 - 12:54
Peñaranda y el club de las segundas oportunidades Sergio Araujo, Adalberto Peñaranda y Kevin Prince Boateng (C. Torres)

Manuel Borrego

 

Una de las virtudes que ha mostrado el ataque de la UD Las Palmas en las primeras jornadas lleva la firma de Adalberto Peñaranda. Sus veloces piernas y el sentido de la verticalidad, cuando la puede practicar, representan un serio problema para las defensas adversarias. Lo notaron especialmente el Valladolid y el Huesca en los partidos disputados hasta ahora en el Gran Canaria. Porque el de Girona es otro cantar.

 

Si el atacante venezolano mantiene ese nivel físico y ambición durante las restantes 39 jornadas del campeonato de Liga, entonces hará correr una hilera de comentarios sobre unas cualidades que quieren volver a explotar en el fútbol español. De momento, ya ha conquistado a la afición de la UD Las Palmas que ha ovacionado su lucha, su vaciado de gasolina y, de momento, una asistencia de gol. Cuando marque el primero en casa se lo hará saber también y comprenderá del todo el jugador vinotinto hasta dónde llegará su estima en la isla.

 

Porque el de Peñaranda, como ya ha ocurrido antes con otros jugadores, es una reivindicación personal partiendo desde duras críticas antes de su llegada. Y eso sólo lo va a cambiar con el fútbol como el que está ofreciendo hasta el momento en la UD Las Palmas.

 

Al club grancanario no le ha ido mal ser plataforma para segundas oportunidades de jugadores cuyas carreras pudieron caer o dar pasos hacia atrás. Unas veces mejor que otras. Pero Peñaranda debe saber que otros futbolistas en sus condiciones llegaron a la isla y salieron reforzados tras sus actuaciones con el escudo del equipo amarillo.

 

Hay algunos casos muy significativos en los tiempos del actual consejo de administración. Sin duda, el primero fue Roberto Trashorras (2006), que arribó a la isla desde el mercado de jugadores libres, en paro. El centrocampista se metió tanto en el proyecto que fue un dolor verlo partir hacia el Celta de Vigo dos años después.

 

Otro de los casos, con algunas coincidencias personales con Peñaranda, fue el de Thievy Bifouma (2012). Sus 12 goles, la velocidad, la improvisación y la alegría que desplegaba en el campo hizo que el Espanyol lo repescara un año después de su concurso en la UD Las Palmas, sin duda tras su mejor año profesional. Coincidió como compañero con Macauley Chrisantus, el nigeriano campeón mundial juvenil que volvió a sentir el calor de una afición tras el extravío personal en equipos de la Bundesliga.

 

En ese grupo de jugadores reforzados para el fútbol tras su paso por la UD Las Palmas también está Sergio Araujo. 24 goles en 2014-15, el ascenso y una huella que pisó fuerte en la isla hasta este mismo verano. O el mismo Kevin Prince Boateng, cuyo arribo en Gran Canaria fue explosivo en 2016, aunque ya no tenía el nombre internacional que aportaba en su juventud. Pero de amarillo, sus 10 goles en Primera y una colección de momentos que parecieron estar tocados con una varita.

 

Hay más casos que podríamos citar, con mayor o menor fortuna en pasos por la UD Las Palmas. Y el de Peñaranda pretende tener luz propia empezando porque desde la autocrítica da un paso atrás como impulso: “Los errores del pasado fueron míos. De ellos aprendí”, ha expresado con sinceridad nada más tocar tierra canaria. Si el propósito de enmienda se mantiene, la afición grancanaria podrá mirar una nueva estrella en su firmamento. Porque, además, hay mucho Peñaranda por descubrir.