La Casa Amarilla tiene magia

Desde su apertura hace una década, 15 jugadores captados por la UD Las Palmas realizaron el viaje hasta el Estadio de Gran Canaria. Moleiro fue el último ... pero vienen más

El director de formación y captación de la UD Las Palmas, Tonono Rodríguez, junto a residentes en la etapa de Pedri (UDLP)

Manuel Borrego

En enero de 2010 abría sus puertas la primera residencia oficial para su cantera de la UD Las Palmas, el hogar que el club proporciona a todos aquellos futbolistas del exterior de la isla o de la capital que requieren un alojamiento y atenciones lejos de su lugar de confort familiar. En aquel acto presidido por Miguel Angel Ramírez, impulsado con el aval del vicepresidente Nicolás Ortega y el director de formación y captación Tonono Rodríguez, el club entregó a sus aficionados un diluvio de ideas que hoy se han convertido en realidad.

La Casa Amarilla, un chalet unifamiliar ubicado en la calle Nardo en la zona alta de la capital, se ha convertido en el nido desde donde se han proyectado el vuelo de hasta quince nuevos profesionales que viajaron hacia el Estadio de Gran Canaria. Alberto Moleiro ha sido el último de sus residentes con debut en el primer equipo. Y tras sus huellas vienen más.

Los estrenos en la cantera de la UD Las Palmas no se han ceñido exclusivamente a jugadores de la isla, que siguen manteniendo su altísimo valor en el proyecto del club. En los tiempos actuales, con una competencia tan ‘agresiva’ desde cualquier lugar del Planeta, Las Palmas también ha movido sus fichas y la residencia del club es una pieza que enriquece su efecto llamada. Y una idea de cantera que nunca abandona, con mayor o menor intensidad en función de etapas y entrenadores del primer equipo.

Desde su apertura lograron arribos al equipo profesional Jesús Valentín (2014-15), Carlos Gutiérrez (2016-17, sin llegar a debutar siendo miembro del primer equipo), Benito Ramírez (2016-17), Erik Expósito (2016-17), Jesús Fortes (2018-19), Josep Martínez (2018-19), Kirian Rodríguez (2018-19), Alvaro Valles (2019-20), Josemi Castañeda (2019-20), Pedri González (2019-20), Claudio Mendes (2019-20), Saúl Coco (2020-21), Diego Gutiérrez (2020-21), Ismael Athuman (2020-21) y Alberto Moleiro (2021-22). Unos con mayor fortuna que otros, porque luego el balón es una esfera y gira en cualquier dirección, como la vida misma.

Ellos hicieron camino o lo iniciaron en Gran Canaria. Conocieron a sus nuevos compañeros y amigos en la residencia, donde realizaron durante sus etapas de forma parcial o total la vida diaria, combinada con las actividades del hogar y de estudios. Ayudados por Carmen, María, José, Rayco y Yoli, asistentes con sentido paternal en la Casa Amarilla. Allí se habla de fútbol, pero también se cruzan personas que se desarollan en el camino que la vida les ofrece.

El acierto de la inversión en la Casa Amarilla es pleno, más por la necesidad propia del club y de sus jóvenes jugadores. No es la única fuente que da energía a la UD Las Palmas y, con los datos en la mano once años después, su salud es completa y ofrece argumentos sobre unas huellas correctas que la entidad está convencida de seguir. Y ampliar.

La idea de poseer una Casa Amarilla era una vieja aspiración del club, tras años en los que unos pocos captados del exterior acudían a pisos o apartamentos donde el club ejercía una menor tutela. En apenas un centenar de metros cuadrados hay una colección de ilusiones que cada noche duerme con el balón ...