Opinión

El ruido que no llega a Helguera y Tino Luis

Manuel Borrego

 

No ha terminado la Liga regular, no se conoce el rol final de la UD Las Palmas en el campeonato -las matemáticas no se han cerrado por arriba o por debajo-, tampoco el rendimiento absoluto de todos sus actores ... pero el ruido es abundante. Cada semana Pepe Mel tiene que responder sobre su futuro, inequívocamente en su caso a gusto en la UD Las Palmas. Y debe estar tan hastiado que hace pocas fechas llegó a decir que "igual el año próximo estoy en el Zaragoza".

La decisión final está en manos del club, que todavía no tiene todos los datos sobre la campaña. Incluso con la evaluación final que va a obtener el filial, Las Palmas Atlético, cuya continuidad en la Segunda RFEF es una de las claves del proyecto.

Pero el presidente del consejo de administración lo dejó claro esta semana: Cuando se logre la permanencia, hablará la dirección deportiva. Ese proceso está en marcha y obviamente ha de ser el más reservado de todos. En el club, en las circunstancias actuales, no puede haber una mala palabra para el trabajo del actual cuerpo técnico. Se ha ajustado a los tiempos y el resultado de la permanencia, en años tan difíciles como los dos últimos, debe ser al menos un aliciente de calma para una entidad que sigue año a año mostrando capacidad de reinventarse. Es su sino desde 1949. Otra cosa es la ilusión, que cada uno la lleva de distinta manera.

 

Quizá la opinión menos creíble sea la de los propios jugadores. La opinión en público, claro. ¿Qué van a decir?. Pero sus argumentos son siempre los de más peso, porque viven por dentro la procesión.

 

Hace unos días nos preguntaban los compañeros de Canarias Radio por si nos sentíamos partidarios de la renovación de Pepe Mel. Respondimos: "Eso no corresponde a un informador. Porque, de hacerlo, ¿qué es lo siguiente?, ¿configurar la alineación?. Hay que dejar trabajar a los profesionales. Nosotros aportamos datos o valoraciones".

 

Luis Helguera, como primer responsable, y Tino Luis Cabrera son los que están en ello. No han movido los labios, porque no les toca. Y si el equipo no logra ascender a la Primera División, tendrán que dibujar un panorama acorde a la UD Las Palmas de 2021-22. Es como una partida de ajedrez donde desde todos los lados del tablero quisieran mover los peones a conveniencia. Y la jugada, de momento, sólo la ejecutan dos en los despachos.

Mucho ruido, insistimos, pero sin duda no el del auténtico termómetro: Los que acuden al Estadio de Gran Canaria no han podido expresarse in situ. Ni para bien, ni para mal. Hasta en esto la pandemia deja sus secuelas.

 

Lo único cierto es que tras el 30 de junio, la UD Las Palmas volverá a verse por esos campos de fútbol de amarillo. Y se regenerará la ilusión.