Publicidad

Efeméride

23-02-1964: El incidente del 23F en Onteniente

  • SABÍAS QUE ...
  • 23/02/2021 - 08:30
23-02-1964: El incidente del 23F en Onteniente

Manuel Borrego

 

El 23 de febrero de 1964 se iba a producir un sorprendente incidente, propio de la época franquista, en el que se vio envuelto el capitán de la UD Las Palmas, Ernesto Aparicio. Se produjo en el Estadio El Clariano de Onteniente, donde el equipo local ganaría 1-0 en un extraño partido. Fue un encuentro rodeado de un tenso ambiente desde los prolegómenos, con un rival que debutaba en Segunda División y que aspiraba con dificultades a la permanencia en la categoría.


Testimonio de todo aquello fueron los jugadores de la UD Las Palmas y los miembros de la delegación. José Manuel León recordaba a Tinta Amarilla que antes de empezar el accidentado partido "escuchamos al llegar al jefe de la policía de allí, que iba de blanco, decirnos antes de empezar: "Esto es Onteniente, pero aquí quien manda soy yo, el Teniente" (...) "Fue un encuentro brusco, lleno de patadas, codazos, empujones y varias tanganas entre jugadores. El árbitro estaba acojonado". El árbitro, Sebastián de Luis (Colegio Navarro), incluso evitó pitar un penalti a favor amarillo, sacando la clara falta fuera del área.

 

En aquellas condiciones se produjo el gol local, obra de Portalés, y más tarde la expulsión de Aparicio por una entrada a un rival. "Había mucha gente en el túnel de vestuario cuando El Capi llegaba a él y el famoso teniente se acercó. Y no recuerdo cómo exactamente Aparicio se tuvo que defender. Se formó de inmediato otra montonera y nuestro capitán quedó en el suelo con un arma apuntándole al pecho. En medio de un gran lío en el que tuvieron que intervenir varios de nuestros jugadores y el masajista Pepe González logró entrar en los vestuarios donde fue escoltado por la policía mientras seguía el resto del partido".

 

"La gente se tranquilizó algo con la victoria de su equipo", valora León. "Nuestro delegado aquel día, José Martín Naranjo, consiguió finalmente que pudiéramos salir del campo escoltados. No pasó nada más con Aparicio, porque después del escándalo se olvidaron de él y regresó con nosotros. Volvimos a la isla con un susto importante".


Recuerda León que "don Jesús García Panasco, el secretario general del club, no viajó con el equipo en aquella ocasión". Tampoco lo hicieron por lesiones jugadores emblemáticos de la plantilla como Germán y Juan Guedes. Las Palmas alineó en el partido a Oregui, Aparicio, Tonono, José Luis, Torrent, Ardura, Vegazo, Evaristo, Erasto, Santamaría y León.

 

Aparicio fue el gran damnificado porque la expulsión le costó cuatro partidos de sanción después de padecer su propio 23F. Onteniente y Las Palmas habían iniciado sus caminos en direcciones contrarias. El equipo valenciano transitaba en un ciclo de dos temporadas en Segunda División. Las Palmas se dirigía a firmar sus 19 consecutivas en Primera tras el memorable ascenso en una temporada que tuvo este incidente histórico.

Lo que recordó Aparicio

Por su parte, Ernesto Aparició recordó en vida así a Tintaamarilla.es su momento más difícil como profesional del fútbol:


"Aquello fue increíble (...) Cuando me expulsaron en el partido tuve que dirigirme en solitario a la caseta donde me estaba esperando un número importante de aficionados del equipo rival. En aquel sitio había mucha gente transitando, sin control. El teniente de la Guardia Civil me dijo antes de llegar: "para dentro". Y en ese momento comencé a recibir toda serie de golpes en la cabeza y en el cuerpo".

 

Se produjo un linchamiento popular y Aparicio reaccionó como pudo: "Y yo sin saberlo le di una fuerte trompada, porque estaba en situación defensiva. No sabía que se trataba del alcalde de Onteniente, que venía a poner orden. El hombre cayó al suelo y yo entré rodando hasta el vestuario. La puerta se cerró y allí dentro me quedé en solitario con el famoso teniente de la Guardia Civil, que me dijo con voz en grito mientras me apuntaba con la metralleta: "¡cállese o lo mato!". No puedo explicar el miedo que sentía en aquel momento; él y yo en solitario en un sitio cerrado sin testigos".

La fortuna sonreiría a Aparicio puesto que unos minutos después entró en el vestuario el masajista de la UD Las Palmas, Pepe González. "Me agarré a él y le dije que de allí no se movía. Pepe estuvo a mi lado con aquel hombre. Los dos juntos, no vimos el resto del partido ni él salió al campo a atender a futbolistas".

 

Pero "antes de partir de regreso fui a pedirle disculpas personalmente al alcalde. Le expliqué lo que había ocurrido y me dijo: "aquí no ha pasado nada". Fue un caballero".

 

Sin embargo, al llegar a Gran Canaria, el jugador de la UD Las Palmas estaba dispuesto a presentar denuncia de lo ocurrido en el desplazamiento pero la voz del secretario general, Jesús García Panasco, ejerció con consejero. "Las Palmas no quería más problemas y nos tuvimos que aguantar. Pero aquella tarde pasé el miedo mayor de mi vida. No se puede uno imaginar lo que es tener un cañón apuntándote de aquella manera. No volví a ver más en mi vida al teniente, ni al alcalde, ni jugamos más con el Onteniente", concluyó su relato a Tintaamarilla.es.

 

Noticias relacionadas