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Caliche, el goleador de Giniginamar

El capitán del Gran Tarajal es la última víctima de la dureza del campo Anexo al Gran Canaria, con una lesión que obliga a su vuelta en 2021

  • TERCERA
  • 17/11/2020 - 14:25
Caliche, el goleador de Giniginamar Caliche, en sus faenas marineras tras la captura del atún rojo (Archivo personal)

Manuel Borrego


Caliche lleva en su piel las señales del hombre de la mar. Durante muchas temporadas ha debido combinar las tareas de pesca, como profesión primaria, con las de anotar en las porterías rivales. De ambas cosas sabe mucho el goleador de Giniginamar (26 de diciembre de 1987).


Alejandro García Rodríguez creció en uno de esos rincones emblemáticos de Fuerteventura, que se la conoce de arriba abajo por la costa y por sus campos de fútbol. Ha sido y es un personaje popular en el fútbol majorero, ya un clásico también dentro del grupo canario de la Tercera División. Sus inicios fueron en Gran Tarajal, pasó por UD Fuerventura (debut en Tercera), Playas de Jandía (estreno en Segunda B), Cotillo (siete temporadas, de Primera Regional a Tercera) y de nuevo Gran Tarajal (con los recientes éxitos del club representativo del municipio de Tuineje), donde es una de las piezas más reconocidas de la plantilla.


Este pasado fin de semana, tras la victoria de su ante el Villa, toda la plantilla tuvo una dedicatoria para el jugador ausente. Porque, además de la dureza que a diario suele afrontar, a Caliche le ha tocado ser la última víctima del estadio Anexo al Gran Canaria. Contra Las Palmas C tuvo una caída y nefastas consecuencias: luxación de hombro, además de rotura parcial de ligamentos rotos tras pasar por la Clínica Santa Catalina. La dureza de aquel piso que el Cabildo de Gran Canaria no acaba de relevar sigue causando estragos entre propios y visitantes.


"Estoy convencido de que si me hubiese caído en el campo del Gran Tarajal o en otros recintos, me habría levantado y sin más. No comprendo cómo pueden jugar allí los equipos de Las Palmas. Ese campo es muy duro, castiga al jugador", reflexiona el propio futbolista afectado. "Incluso a nivel de juego creo que puede perjudicar a los equipos de la Unión Deportiva. Por suerte sólo quedó en esto y espero que en enero ya podré volver a los campos de juego".

El mar y el fútbol

Desde hace unas semanas, Caliche no sale a faenar porque la actividad pesquera la tiene de momento aparcada. Pero "he trabajado en algunas profesiones relacionadas con el turismo y también en la mar para combinar con el fútbol. Es muy sacrificado ser marinero, porque hay que levantarse a las cuatro de la mañana, a veces regresas a las seis de la tarde. Y quedan pocas fuerzas para ir a entrenar y jugar al fútbol". Y nada que decir si debe hacer kilómetros en Fuerteventura, aunque "el Gran Tarajal me queda al lado de casa. En estos momentos no estoy en la pesca. Pero sí subo al barco con la familia; vamos a faenar cerca de nuestra costa. La época de atún rojo es muy interesante. Pescamos piezas de 200 o más de 300 kilos".


El salitre y el gol viven juntos en Caliche. "Este año el equipo ha tenido un inicio fatal en muchos aspectos. Porque nos ha afectado el asunto del cierre de instalaciones por el tema del Covid. El Gran Tarajal fue el único conjunto de Tercera que no pudo hacer una pretemporada como debía, ni disputar amistosos. Nos entrenábamos en la playa o en las cercanías del estadio. Por eso hemos comenzado con menos ritmo que otros equipos, que llevaban hasta nueve encuentros de preparación en algún caso".


"Además", añade, "estamos adaptándonos a un nuevo entrenador e idea de juego. Todo eso lleva un tiempo y por eso nos ha faltado chispa en las primeras jornadas. Por si fuera poco, tuvimos un caso de Covid19 en la plantilla que obligó a parar de nuevo. Nos pusieron a todos en cuarentena hasta comprobar que no había más contagios. Por fortuna nuestro compañero ya está jugando de nuevo, no lo pasó bien aunque tampoco tuvo síntomas más allá de una gripe".


El actual formato de la competición "lo veo bien si todos hubiésemos partido en las mismas condiciones. Pero no es así. La competición, además, tiene paréntesis e impide coger ritmo. Son pocos partidos y se necesitan resultados para no correr peligro", recuerdo. "El formato actual estaría bien en otras condiciones, porque habría mucha emoción ya que cualquier equipo puede ganar un encuentro. Y existiría más igualdad en la clasificación. De esta forma, algunos corremos más riesgos que otros".


Caliche está agradecido al gesto de sus compañeros. Quiere pasar ya la frontera de 2021 para poder relacionarse de nuevo con su amigo el balón. Su última labor fue como capitán de un equipo que le echa de menos.