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Opinión

Arbitraje: La batalla perdida

  • EL OTRO PARTIDO
  • 03/10/2019 - 15:48
Arbitraje: La batalla perdida Las protestas de los jugadores de la UD Las Palmas al colegiado vasco Galech, en El Toralín. Sirvió para nada (La Liga)

Manuel Borrego


Manolo Jiménez, en octubre de 2018, tras el partido frente al Almería: "El árbitro nos ha machacado con sus errores" (...) "Ya hemos perdido 8 puntos por decisiones arbitrales y sin el VAR", más tarde tras el 2-3 frente al Mallorca.


Dani Castellano, en marzo de 2019: "Estamos dolidos con los arbitrajes que ha recibido el equipo. Pero no podemos hacer nada".


Juan Cala, en marzo de 2019: "Hoy, dos penalties que no nos pitan, como también ocurrió en Almería, Tenerife o Mallorca ... No sé qué hacer, pero nos están perjudicando. No nos respetan; parece que no quieren que la UD suba".


Pepe Mel, tras el derbi de mayo en el Heliodoro: "No opino del árbitro porque acabo en una comisaría".


Toni Otero, tras el partido en Los Cármenes: "El equipo mereció más. Todos tenemos que valorar el partido y espero que los colegiados hagan la suya. Es triste que en una Liga como esta pasen cosas como las de hoy. No sé lo que me costará esto, pero algo tenemos que parar".


Este es un breve viaje en el tiempo más reciente relacionado con la UD Las Palmas. No profundizamos más allá de la pasada temporada, porque ejemplos de situaciones de enojo, disconformidad y hasta de impotencia hay muchos.


El miércoles, por una vez, el equipo de Pepe Mel ganó a domicilio a la Ponferradina. Pero en El Toralín conoció su tercer penalti (¿?) en contra a domicilio, de momento la única fórmula con la que se batió lejos de la isla la portería de Josep Martínez. Y todos esos castigos han estado bañados de polémica y de sensaciones inconformes por parte del representativo grancanario.


El arbitraje, con o sin VAR, va a seguir en el microscopio del entorno del equipo grancanario con una sensación de trato injusto que no cesa.

 

Pero es una batalla perdida. No queda otra que contar las cosas como suceden y cuando suceden ... y esperar que el viento del talento lo cambie todo. El ejemplo estuvo en El Toralín: amor propio, irreverencia a la injusticia y las genialidades de los amarillos. De eso debe estar la UD Las Palmas siempre sobrada.

 

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