Opinión

A Maikel Mesa le falta un año para enmarcar

M. Borrego

Es difícil explicar con absoluta certeza qué ocurrió la pasada temporada para que una plantilla como la confeccionada por la UD Las Palmas estuviera tan lejos de su verdadero potencial. Sucedió un poco de todo; desde lo propio a lo provocado por rivales que conocían mejor las condiciones de la selva, sucesos arbitrales abundantes, ... de todo.

Y por eso es complicado explicar casos individuales como el de Maikel Mesa, una de las apuestas potentes de la pasada campaña, captado con un contrato de cuatro temporadas y liberado del Nastic con una compensación económica.

La del tinerfeño Maikel Mesa fue, a modo de alegoría, una de las caras simbólicas del equipo: inconstante e insuficiente. Pero por más que el viento no sopló en la dirección adecuada, Mesa o el club han mostrado deseos de separar sus caminos. Antes al contrario, a expensas de que en el largo verano de 2019 las rutas se vuelvan a diseñar, claro.

 

Si en algo coincidieron Manolo Jiménez, Paco Herrera y finalmente Pepe Mel es que vertían en público un papel importante para Maikel Mesa que finalmente no se tradujo en los partidos oficiales. O no se mostró de manera completa. Se quedó literalmente a medias el jugador tinerfeño, con 26 presencias en 1360 minutos.

Y no menos cierto que con cuatro goles y una asistencia, en un año tan escaso, Mesa tuvo una relevancia personal intermitente en el proyecto.

A veces como pivote, otras en la media punta o en una banda. La realidad es que Jiménez, Herrera o Mel supieron encajar la pieza de una forma definitiva, ni la pieza supo encajarse por completo en cada uno de sus momentos de protagonismo. Lo que sí evidenció en algunos instantes de la Liga es que Mesa tiene una zancada diferente al resto en los metros finales, con buena llegada también de cabeza. 88 robos se contabilizaron en el balance de la pasada campaña, un dato que además complementa cualidad para contener. Conjuntar todo ello para ganar partidos mejorando el rendimiento de esta pieza singular es misión de Pepe Mel.

A la vuelta de las vacaciones ha venido con un mensaje positivo, de querer demostrar lo que no ha podido. Tiene el aval de ser uno de los futbolistas que mejor conoce la categoría, porque la ha jugado desde 2014 con cinco camisetas y distintos estilos o modelos.

Le falta en su curriculum un gran año, una temporada para enmarcar y llevarla a la hemeroteca personal. En teoría tiene tres intentos más con el amarillo que siempre soñó.