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Opinión

Una frontera sin marcha atrás

  • ENTRE BASTIDORES
  • 07/12/2018 - 18:49
Una frontera sin marcha atrás Paco Herrera, en un entrenamiento en Telde (C. Torres)

Manuel Borrego

¿Qué difícil debe ser para un líder de grupo intentar localizar el mensaje adecuado y provocar con él la reacción de su colectivo?. Eso es lo que viene tratando en las tres últimas semanas Paco Herrera, desde su llegada a la isla para reconducir a un alicaído grupo de jugadores.

El técnico del ascenso de 2015 ha optado por cerrar filas desde el primer momento, tratando de convencer a los que tienen que oírle. "No necesitamos refuerzos" dijo a su llegada, advirtiendo que la plantilla confeccionada en el verano era suficiente. "Aún no somos equipos ... pero pronto seremos reconocibles", siguió más tarde. Ha pasado también por evaluaciones de nombres propios como Araujo, Rubén, Tana, ... hasta Javi y Timor este mismo viernes. Y ya alcanzó una frontera cuya rotundidad en el mensaje no admitiría vuelta atrás: "Nuestros refuerzos están aquí, en la cantera".

Todas esas palabras del entrenador van dirigidas al amor propio de los jugadores que gobierna y al de los que vienen pisando los talones, también dirigidas de la sociedad colectiva que ha echado en falta o del juego que en teoría atesora el grupo y que está extraviado.

Pero no menos cierto es que el mensaje externo del técnico está rodeado de un sinfín de promesas, de otros protagonistas del vestuario, desde que comenzó el verano. La promesa de ser el grupo de jugadores más cualificado y versátil de la Segunda División, las promesas también de reacción, la señalización constante de puntos de inflexión o la adivinanza de un futuro de esplendor.

Todo ello tropieza con una cruda realidad: Las Palmas no ha arrancado cuando el calendario ya dejó caer la hoja del mes de noviembre y a la de diciembre le quedan tres episodios.

Las frases de este viernes de Paco Herrera sobre la cantera y su rol como plataforma de refuerzo para el mercado invernal es una apuesta muy potente y con riesgo, que coloca al técnico bajo las luces de sus propios discípulos y los de Juan Manuel Rodríguez. Todos esperan sus movimientos.

Por eso hablamos de una frontera sin marcha atrás. Herrera posiblemente no tenía necesidad de comentar con tanta contundencia lo que este viernes ha subrayado. Habrá evaluado con absoluta profundidad esa carga que deposita sobre los jugadores en proyección que puedan dar el salto, condicionados o no por la edad. Ni siquiera parece preocuparle la dinámica imprevisible del mercado de jugadores, donde todo puede ocurrir siempre en las operaciones de idas o venidas.

Esa frase suya, pues, ha de estar cimentada con mucho contenido. Él mismo recordó que en otras etapas y equipos (entre ellos la UD Las Palmas) dio como entrenador ese paso promotor a jugadores que le defraudaron menos que lo ya conocido.

Y si el convencimiento es pleno ahora procede acudir a la siguiente fase. Porque en el actual proyecto de la UD ya sobra el mucho prometer y hace falta más el hacer. Empezando en el Ángel Carro y con los que están.