Cuando una derrota no empaña el día

La euforia de los aficionados grancanarios en el encuentro frente al CSKA, que finalmente se resolvió para los moscovitas (C. Torres)

B. Pérez

No sabríamos precisar si alguna vez más pasará por el Gran Canaria Arena un equipo del potencial y prestigio del CSKA. Eso se lo dejamos al Dios del tiempo. Pero este primer acto de los moscovitas en tierra canaria deja un encuentro para el recuerdo, memorable, un fantástico espectáculo que no empaña el marcador del -15 que finalmente que refleja el acta.

El Gran Canaria fue este viernes un rival de auténtica categoría continental. Y el ambiente que se vivió en el nuevo escenario de Siete Palmas, desde el primer instante, estuvo a la altura del acontecimiento deportivo allí disfrutado.

El partido tuvo casi de todo: intensidad, genialidad, dureza, aciertos, errores, ... y un dinamismo que desmiente el esfuerzo sobrehumano que está realizando el bloque de jugadores de Salva Maldonado para poder responder a la exigencia de sus dos Ligas: la española y la europea. Sin duda, dos torneos que están para pocos equipos.

Vimos pasar de nuevo, con el escudo del CSKA, al mejor jugador canario de todos los tiempos, un disfrute de los aficionados del histórico equipo ruso. Sergio Rodríguez volvió a ser lo que siempre ha sido con el Gran Canaria: un verdugo amarga-fiestas. Lo consiguió una vez más moviendo las piezas de su poderoso equipo cuando el tiempo amenazaba tormenta para los visitantes.

El desgaste del Gran Canaria, pese a la adversidad de la derrota, mereció el premio de sus aficionados. Pero, claro, tanta exigencia no para. El haber logrado una velocidad de Euroliga no quita la otra realidad, que en menos de 48 horas tendrá que resolver en San Sebastián. El disfrute queda sólo en la memoria de todos los que pudieron presenciar un partido histórico que ya es leyenda del deporte grancanario de la canasta.