Contracrónica

"No tenemos tiempo ni para desayunar"

B. Pérez

¡Qué bendita locura!. La responsabilidad del Gran Canaria en esta su primera participación en la Euroliga es divertirse, disfrutar, saborear ese momento tan importante que le ha brindado su buen quehacer.

La competición, tal como se ha confeccionado, lejos de ser un premio parece un castigo para el equipo de Salva Maldonado. Porque añade 30 jornadas más a la dureza ya conocida de la ACB, con la singularidad tan notable que ningún equipo experimentará o habrá experimentado.

Lo decía el propio capitán Eulis Báez, nada más terminar el partido victorioso ante el Barcelona. Era momento de enjugar el éxito, aunque "tenemos mucho que recorrer todavía. Estamos con un calendario superexigente; no tenemos tiempo ni para desayunar" dijo el dominicano.

El triunfo ante el Barcelona no es el primero en la historia del Gran Canaria, porque ya lo ha conseguido en otras ocasiones. Pero sí tiene un sabor especial porque tras él hay mucha lucha como club, apuestas personales y empeño de la afición, que estuvo enganchada desde el primer minuto de juego en este estreno de la NBA europea.

El Gran Canaria ganó siendo fiel a su estilo tradicional: osado y sin fronteras en el esfuerzo. Curiosamente le era más cómodo el partido cuando había que correr, aprovechar el desorden táctico tras un robo o un rebote.

Y curioso es que este primer gran triunfo continental se produzca en la última secuencia con un error de uno de los ex, como es Kevin Pangos. Junto a Kuric había firmado un partido notable hasta esa última jugada que empañó el esfuerzo del Barcelona y dio lustre a lo que vienen realizando los amarillos.

Sin tiempo para desayunar ya vuela el equipo de inmediato hacia su destino siguiente, con Panathinaikos tomando nota de lo que habló Obradovic antes del primer día en Estambul. "Gran Canaria es un equipo peligroso al que respeto mucho", dijo. Después de lo de este martes los desayunos rivales ya no serán tan serenos.