Manuel Borrego

No deja de sorprender la primera actuación de Rubén Castro en su retorno oficial con la UD Las Palmas. Sus números en el partido contra el Reus difícilmente van a ser proporcionales en el resto de la Liga, porque de hacerlo se estaríamos hablando de unos registros récords en el campeonato.

Pero todavía lucen más cuando estos datos de la actuación bigoleadora se comparan con la transcripción general de la primera jornada, donde ningún otro delantero de los restantes 21 clubes fue capaz de emularle.

Rubén hizo ver en ese primer choque ante los catalanes que será fundamental en el proyecto de la UD Las Palmas y que el arte de la prestidigitación futbolística la domina como nadie.

No fue el ariete que más disparó en la primera jornada, ni el que más faltas recibió; tampoco se salvó de caer en los fueras de juego. No fue un jugador muy cercano al balón en esos primeros minutos de la Liga. Pero su puntería es exquisita porque de tres disparos realizados dos acabaron en las redes. Y ambos chuts se produjeron sin necesidad de un control previo: Balones sueltos en el área y Rubén los envió para la jaula del Reus Deportivo.

Rubén apareció en el partido las veces que tenía que hacerlo. Dio 17 pases, recuperó cinco balones y sólo protagonizó dos veces un cara a cara a un adversario.

Cada semana tendrá que medirse a delanteros con un prestigio ganado en la categoría. El Albacete, próximo adversario de los amarillos, lo hará con Alfredo Ortuño en sus filas tras pasar por la MLS.

En una Liga tan igualada como la que se adivina en el horizonte de la Segunda División puede ser un valor añadido el futbolista diferente. Queda mucho por ver de la UD Las Palmas y del propio Rubén, pero su inicio es para que la ilusión siga echando raíces.

En la primera jornada hemos visto al Rubén de siempre, como si nada hubiese cambiado en estos 14 años de ausencia.