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Opinión

La UD que ya no veremos

  • ENTRE BASTIDORES
  • 30/06/2018 - 10:02
La UD que ya no veremos Luis Helguera y Toni Cruz, en una imagen de archivo; principales avalistas del estilo que presidió en la UD en su última etapa en Primera División (C. Torres)

Manuel Borrego

A la hora de redactar estas líneas está en tránsito el final de una ominosa temporada que cierra el cajón de su archivo, mientras su hermana siguiente está en línea para el despegue. El 30 de junio es esa frontera invisible en la que todo cambia apretando el botón de reset.

Es también en este caso una despedida oficial de la Primera División y de la UD que ya no veremos, de momento, en esa categoría. Pero también es el marco de un después de ese trienio donde la ilusión fue efervescente. Ahora, en ruinas, comienza a remontar.

Pero la UD que ya no veremos también está asociada al estilo de juego. Fueron Luis Helguera y Toni Cruz -tanto monta-, con el aval del presidente Miguel Angel Ramírez, los que desde la dirección deportiva llevaron a cabo una apuesta por subrayar una identidad de juego basada en el balón. A raíz de ahí, la fantasía echó a volar en el equipo cuya capacidad pareció entonces no tener riendas.

En ese escenario apareció en el equipo Quique Setién, relevando al entrenador que se recordará por su heroico ascenso en 2015, Paco Herrera. Setién se percató también de que había mucho fútbol en un grupo de jugadores que aún formaban equipo. Esa idea y un matrimonio en tiempo justo, hizo que Las Palmas fuera de menos a más y acabara enamorando la delicadeza técnica de los Viera, Tana, Vicente Gómez, William José, Araujo, Bigas, ... y más tarde con Boateng, Macedo, Lemos, Halilovic y compañía.

Ahora es muy fácil que haya caído en el olvido pero ese modelo de juego llenaba titulares de periódicos, ocupaba análisis televisivos, tertulias radiofónicas, ... mientras los aficionados amarillos aparecerían por todas partes del Planeta sacando pecho y mostrándose al mundo con orgullo.

Esa UD Las Palmas, desde el primer trimestre de 2017, desapareció. Primero el juego, luego las sensaciones, luego los propios actores y más tarde la categoría y algunos que decían ser leales a la causa, en alto número.

Los siguientes intentos de la comisión deportiva, pasando por los frustrados fichajes de De Zerbi o Almirón, además de Ayestarán y Paco Jémez ya no hicieron encajar la alineación de esos cuerpos celestiales que se situaron en aquellos momentos de esplendor, culminados quizá con el 3-3 en el Bernabéu.

Del natalicio previsto a raíz del 1 de julio hay mucho avanzado: nuevo entrenador, renovaciones y también fichajes con un perfil distinto a través de un proyecto que encabeza en su escaparate Toni Otero. Pero, ¿qué estilo presidirá el intento de recuperar la Primera División en una categoría tan densa y competitiva?.

Lo que ha de emerger es un cambio de registro total; la nueva UD que debe reactivarse ha de empezar reconociendo que ya no es aquella que recientemente fue porque con el nombre no ganará partidos. Quizá en la cabecera de la pretemporada que deben afrontar los nuevos amarillos deberían encontrar una leyenda que firmaría el mismísimo Luis Aragonés: "El espectáculo es ganar. Y ganar, ganar, ganar, ...".

Esa es la pócima que curará todas las heridas. Y el estilo, ahora podría ser el asunto más negociable en manos de Manolo Jiménez. Quizá muy de la Segunda División sin olvidar toda la esencia de lo que históricamente ha sido este equipo.