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Aquella ovación grancanaria al Athletic en 1983

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  • 16/04/2017 - 12:27
Aquella ovación grancanaria al Athletic en 1983 La celebración del Athletic en el Insular, tras aquel 1-5 de 1983, con el público grancanario asistiendo a la fiesta rojiblanca (Norberto Rodríguez)

M.B.

Ha sido objeto de múltiples comentarios lo ocurrido este Viernes Santo en San Mamés: las aficiones de la UD Las Palmas y del Athletic Club unidas pese a lo acontecido en el terreno de juego. Las muestras de afecto de dos clubes protectores del fútbol de cantera no pasan inadvertidas. Y es una admiración mutua desde hace muchos años, casi desde los inicios.

En el País Vasco siempre se admiró el estilo distinto de los canarios, su fútbol de secano, asociativo y con depurada técnica. Y en Gran Canaria se supo valorar siempre la combatividad de los leonés, ese no dar nunca un partido por acabado ni un balón perdido.

Los aplausos fueron mutuos, pero no cabe duda de que lo ocurrido el 1 de mayo de 1983 en el Estadio Insular fue la muestra palpable del respeto mutuo. Aquel día, Las Palmas perdía 1-5 frente a los rojiblancos de Clemente y cedía testigo en Primera División después de 19 temporadas ininterrumpidas en la máxima categoría, el ciclo más largo de su historia.

Pese al dolor de la derrota y el desengaño inicial, la afición que abarrotó en la última jornada de Liga el Estadio Insular, se olvidó de su mal trago para premiar al Athletic porque ese mismo día se proclamaba campeón de la Liga. Los goles de Manu Sarabia (2), Dani, Argote y Urtubi fueron una losa para los amarillos, que podrían haberse salvado su el Valencia no ganaba al Real Madrid. Pero los astros se juntaron para provocar una de las más grandes decepciones de su historia.

La afición de la Unión Deportiva supo estar a la altura. En amplio número no se fue del Insular y vivió allí la fiesta de los bilbaínos, incluso cuando los vascos dieron la vuelta de honor al recinto. Tres temporadas después, al regresar Las Palmas a San Mamés tras el ascenso con Roque Olsen, el público del Athletic no olvidó aquel gesto y recibió a los amarillos con respeto y el honor de una ovación.

Ese intercambio de aplausos se había producido antes y después de 1983. En 2017 un gesto más de hermanamiento de dos estilos antagónicos de ver el fútbol.

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