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Roque, la siguiente víctima del tarjetero

El centrocampista ya está a las puertas de una sanción, mientras la UD se mantiene en el fatal liderato de equipo con más amarillas de Primera

  • CENTRAL DE DATOS
  • 25/10/2016 - 11:21

B.P.

Tantas tarjetas por conceptos diversos tienen un peaje. La UD Las Palmas ya perdió a Marko Livaja por este concepto. Y ahora la amenaza da vueltas en círculo sobre Roque Mesa, el siguiente amarillo en las puertas de un partido de suspensión al acumular cuatro cartulinas amarillas. Luego vendrán David García, Boateng y Tana, que están con tres.

Roque es fundamental en el esquema de la actual UD. 9 veces titular, jugador más utilizado con un total de 809 minutos porque este fin de semana fue relevado por primera vez cuando el partido terminaba ante el Villarreal.

No hay manera de encontrar una explicación que refleje proporcionalidad entre lo realizado por los grancanarios y el número de cartulinas mostradas. Las Palmas, tras nueve jornadas, sigue siendo el equipo que más tarjetas amarillas recibe (31, tras descontarse la ridícula que recibió Bigas en Sevilla con el célebre penalti de Vitolo). Y también está situado en el segundo puesto del equipo que menos faltas realiza (96) tras el Real Madrid (95). Son los dos únicos clubes que están aún por debajo de la centena en este concepto.

Además, según los datos oficiales de la Liga, es el quinto que más faltas recibe (134), por detrás de Valencia (151), Barcelona (145), Betis (144) y Deportivo (141).

Un registro realmente curioso es que el Leganés, con 165 faltas cometidas (69 más que la UD Las Palmas) ha sido sancionado con 10 tarjetas menos que los jugadores de Quique Setién.

La explicación a todo esto, con cinco penalties en contra después de nueve partidos, es complicada de ajustarla. Setién ha optado por dar marcha atrás en sus declaraciones, aunque sin rectificar el contenido. La afición amarilla comienza a movilizarse para protestar con bolsas negras, en una pañolada que se daría frente al RC Celta. El malestar es galopante pero "es un asunto que no podemos controlar", insiste el entrenador cántabro.

Los daños colaterales son apreciables.