
El torneo más espectacular e imprevisible del calendario grancanario, empañado por una docena de alineaciones indebidas
M.B.
El epílogo de temporada 2014-15 se ha convertido en un calvario para algunos equipos de la Primera categoría de Gran Canaria. Una docena de alineaciones indebidas han deslucido parcialmente el torneo de lucha corrida de Gran Canaria, una competición que se ha caracterizado tradicionalmente por su espectacularidad y capacidad de sorprender. A ellas hay que añadir una incomparecencia del Almogarén en la jornada final, con motivo de su visita al Arinaga, con una despedida impropia para un club de tanta altura como el de Valsequillo. La ausencia obligada por lesión de su puntal A, Juan Espino, ha lastrado por completo a un club que acaba en la clasificación en números rojos y arrojando la toalla.
No desluce todo ello en absoluto el billete ganado tanto por Maninidra como por Castro Morales, sin duda merecedores finalistas de la competición el próximo viernes 24 en el terrero de la Playa de Arinaga. El encuentro promete, especialmente por el estado de forma de las piezas principales de ambas plantillas. Los últimos resultados que se registraron este fin de semana con el triunfo de Ingenio sobre Doctoral (18-12) y el del Unión Sardina en su visita a La Gallera (14-18) sobre el Guanarteme.
La lucha corrida ha perdido esta temporada parte del encanto que ofrecía en temporadas anteriores. Posiblemente una de las razones es la confección de un calendario tan extenso para todas las competiciones insulares. El inicio de la campaña se produjo el 29 de septiembre de 2014, con la primera jornada de la Liga insular, y la caída del talón se producirá el 24 de julio. Diez meses de batalla, sin incluir en ellos las respectivas pretemporadas de los equipos. Un periodo tan largo es excesivo para participantes con tanto desgaste físico como es el deporte de la arena y la ropa de brega.
Las fórmulas elegidas para las tres competiciones han sido las mismas: tres fases regulares de liga (dos de ellas en grupos fraccionados) antes de disputarse la final. Y en algunos de los torneos, con paso por semifinales. Los clubes están abocados a analizar lo que ha ocurrido en estos dos últimos meses de competición ya inmersos la propia lucha corrida. Las quejas y el abandono del graderío han sido crecientes; son los síntomas de la necesidad de un cambio para evitar errores de bulto tan evidentes. Y riesgos: la salud de los propios competidores está en juego; someterles a tan largo periodo de actividad luchística agranda la posibilidad de lesiones importantes.
Termina el torneo, llega el verano y, desde luego, una necesaria reflexión.



