Manuel Borrego

Unas horas después de producirse el suceso del 22 de junio, el primero que levantó el teléfono para decir sí a la UD Las Palmas fue Juan Carlos Valerón. Confesaba Miguel Ángel Ramírez, presidente de la UD Las Palmas, que el veterano jugador se había reunido con él para animarle, recomponiendo entre ambos una de los más difíciles momentos de la entidad. No vio motivos para la retirada y puso su primer ladrillo de la campaña actual. Aplazó cualquier decisión personal porque aquello no podía quedar como se vivió en el epílogo de la promoción.

En el momento actual de la UD Las Palmas hay mucho de Valerón, porque a pesar de que apenas se le ha visto en 197 minutos en la presente Liga (todos en las segundas partes), su semilla ha germinado en el club. Y un jugador de tanta altura profesional acepta con naturalidad el papel que se le otorga y que se ha confirmado en el primer cuarto del campeonato: de estrella a actor de reparto. Y siempre en los cabeza del entrenador Paco Herrera para un plan oculto en los partidos. Aunque tal y como están las cosas en el equipo grancanario en cualquier instante, incluso, podría producirse su primera exclusión en una convocatoria de partido de Liga. Si ello llega sería una novedad de alcance porque Valerón, junto al portero Raúl Lizoain, es es único jugador de la plantilla grancanaria que ha estado presente en todos las convocatorias de las dos últimas Ligas.

Valerón es algo especial para todos. Su concurso, como decimos, se ha reducido esta temporada de forma importante. De un promedio de 70 minutos por partido en la pasada Liga regular con Lobera y Josico ha pasado a apenas 14. En el actual campeonato, además, ha dejado de actuar en seis encuentros. Los 37 minutos contra el Mirandés suponen su más larga actuación en la presente campaña. En Copa, sin embargo, acumula dos titulares y 170 minutos frente a Mallorca y Numancia.

Otra peculiaridad de Valerón que no pasamos por alto en este análisis de su parcial actual: como ya ocurrió en la pasada campaña, el genio de Arguineguín no se perdió partido alguno por sanción o lesión, con un exquisito rigor a todos los entrenamientos de la temporada desde el primer al último. Su estado físico tampoco genera dudas porque es el mismo Valerón profesionalmente trabajado desde su primera etapa en el club.

Nuestro actor de reparto es hoy un especialista, un desatacascador. Así le ve Paco Herrera que le busca cuando el equipo necesita el balón, cuando alguien debe encontrar una fisura en una muralla o cuando, incluso, se requiere un futbolista con visión panorámica para jugar como falso delantero.

Pero la estadística traiciona la realidad en su caso: no por estar ausente en el terreno de juego deja de tener peso en el gran momento del equipo. Ese 21 en el grupo da alas.