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FÉLIX MARRERO

"Brindisi era el que decidía el ritmo de los partidos"

  • MITOS ARGENTINOS
  • 19/11/2014 - 11:02

M.B.

Uno de los jugadores canarios que más admiró Brindisi fue su amigo y socio en el terreno de juego Félix Marrero. Del grancanario decía Miguel que la calidad que tenía la ponía al servicio de los líderes del equipo, pero que en Félix había un espléndido jugador de club. "Miguel era un fenómeno. Lo vimos desde el primer día. Yo comprendí que tenía que hacer un trabajo complementario en el centro del campo. Mientras estuvo en la Unión Deportiva fue una pieza fundamental en nuestro juego de ataque".

Para el pulmón de aquella Unión Deportiva de los setenta, "Brindisi tenía muchas virtudes técnicas y cualidades que le hacían diferente, como en su día también lo había logrado Germán en nuestro equipo. Sabía manejar el balón con mucha maestría; lo escondía y lo distribuía con criterio. Y, además, el equipo jugaba en función del ritmo que él querría imponer. Él  decidía lo que se denomina el tiempo del partido: eso estaba en sus botas. Si había que ir deprisa, él metía ritmo; si había que parar al rival, lo hacía también y no se ocultaba para dar un pase hacia atrás. El juego siempre estaba en función de Las Palmas".

Esas habilidades también mejoraba su producción cerca del área. "Brindisi era muy completo como atacante, golpeando el balón con precisión con ambas piernas. Tenía muy buen pase, profundo para Morete. Y lanzaba las faltas con mucho peligro. ¿El mejor extranjero del equipo?. No lo sé, porque teníamos muy buenos jugadores en todos los puestos: Carnevali en la portería, Wolff en la defensa, Morete en el ataque, ... Pero en su posición, de los que yo he visto hasta ahora, ninguno como él".

Manolo Torres, con el equipo juvenil de la UD Las Palmas, transformó a Félix de delantero a centrocampista. "Mi papel lo tenía claro: robar el balón, perseguirlo para luego entregarlo a mis compañeros. Y aún así hice una cantidad de goles importantes en mi etapa como jugador de Las Palmas; ninguno de penalti", entre ellos el tanto número 1.000 amarillo en Primera División.

"El mejor partido que le ví a Brindisi pudo ser en la semifinal de Copa contra el Sporting o en la final misma. Y su mejor gol lo marcó en el Estadio Insular al Rayo Vallecano, con un chutazo desde fuera del área. El gol de la final de Copa también fue muy bueno, con la izquierda, lejano y sin ángulo".

Félix lograba que Miguel siempre le tuviera presente porque "hasta en los entrenamientos yo me ponía a su espalda a empujarle, para hacerle saber que yo no paraba. Era tan listo que durante los partidos, en los momentos en que se sentía agotado, se desataba la bota para amarrársela luego. Así cogía aire. Y yo un día, en una reunión previa, le gasté una broma. Le dije que le compraría unas botas con candado para que no tuviera ese problema. Brindisi fue un jugador muy importante para nosotros, como también sus compañeros argentinos. Fue un honor jugar con todos ellos".

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