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JUAN ANTONIO PÉREZ

"Daniel no cedía la portería ni en los entrenamientos"

El portero que relevó al argentino manifiesta que "me siento orgulloso de haber sido el suplente de Carnevali. Es un honor por su categoría", resalta el grancanario

  • MITOS ARGENTINOS
  • 18/11/2014 - 18:34

M.B.

Una imagen del extraordinario arcano fotográfico de Norberto Rodríguez ilustra este reportaje: son dos compañeros, competidores para una única posición; que posan sonrientes. El argentino Daniel Carnevali y el grancanario Juan Antonio Pérez, hoy residente en Tudela y posiblemente la voz más autorizada para opinar sobre lo que significó el arquero que el próximo 2 de diciembre recibirá el más alto honor de la UD Las Palmas, a instancias de su actual consejo de administración. "Mucha gente me catalogó en aquella época como el eterno suplente de Carnevali, aunque nunca me sentí así. Sin embargo, pasados estos años y después de lo que vivimos juntos, hoy puedo afirmar que me siento orgulloso de haber sido su compañero en la suplencia. Es un honor que un portero de su categoría tuviera el puesto que luego yo defendí en el equipo", tras su marcha en 1979.

Pérez no fue el único guante que esperó turno. Antes Nilson Bertinat, el uruguayo de Fray Bentos, cumplió un ciclo de dos temporadas sin probar un encuentro oficial porque "Carnevali no cedía la portería ni los entrenamientos. Lo jugaba todo. Era un deportista muy competitvo, dispuesto siempre a ponerse en primer plano por el equipo. Yo aprendí mucho de él, tanto en lo personal como en lo deportivo. Y admitía que Daniel era un ídolo para nuestros aficionados".

El portero grancanario nos hace una definición futbolística de su compañero. "Creo que su mejor virtud eran las tapadas. Tenía mucha tranquilidad en la portería en esos momentos críticos. Le cubría al delantero todo el espacio de tiro. Esa es para mí su principal característica, que acompañaba con seguridad y buen desplazamiento de balón, también con el pie".

Galopan en la memoria de Pérez "muchas tardes, muy buenos partidos en muchos sitios distintos. Ante grandes equipos y los otros más modestos de la Liga. Siempre era regular. Quizá me quedo con un partido en Burgos (El Plantío), nevando, con el campo impracticable y un frío terrible. Y, como era él, Carnevali jugó el partido mermado por una lesión. Porque incluso lesionado jugaba a gran altura. Y aquella tarde hizos unas paradas increíbles cuando nosotros sabíamos que apenas se podía mover. No recuerdo ahora el resultado, pero su actuación fue memorable".

A Pérez le tocó hacer migas con Daniel porque compartían profesión y el mismo objetivo en el campo de juego. "Y además hicimos mucha amistad; salíamos juntos con la familia. Daniel era más serio que otros de nuestros argentinos, pero también tenía su punto", señala. "Era peculiar en la manera de vestir, con aquellos pantalones ... Y había algo que le gustaba especialmente: los coches de carrera, de rallies. De vez en cuando me decía que le acompañara a dar una vuelta por el campo, porque le dejaban algún vehículo. Yo hacía de copiloto ... y me los ponía de corbata. Le gustaba los trompos, las curvas y todas esas cosas. A mí acabó dándome pánico con él al volante".

Cuando Carnevali volvió a Central, para reincoporarse al equipo 'canalla' de Rosario, le transmitió un consejo al compañero que tomaba el relevo. "Me dijo que yo tenía que jugar y tenía que hacer lo mismo que él. La frase fue: El puesto, a nadie. Eso describe lo ambicioso y competitivo que era".

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