B.P.

El pasado mes de julio, en acto institucional, el presidente del Cabildo, José Miguel Bravo de Laguna, el consejero de Deportes, Lucas Bravo de Laguna, y el presidente de la UD Las Palmas, Miguel Ángel Ramírez, presentaron la remodelación del Estadio de Gran Canaria, una aspiración que se remonta al día de su inauguración del recinto. Porque ya en mayo de 2003 fue cuando por vez primera se escuchó la desaprobación de los aficionados a una instalación con pistas de atletismo, que recibieron la condena popular de su desaparición ahora ejecutada a partir del 11 de noviembre de 2014.

El recinto reducirá sensiblemente la distancia de ubicación de la primera línea de aficionados, que pasará en el lugar más óptimo a los 5 metros de Grada Naciente (con una nueva edifición, acercándose desde los 42,3 metros actuales), a los 22 de Grada Curva (desde los actuales 42,9 metros) y los 7,3 metros en los laterales de Tribuna y la conocida Grada Sur (desde los actuales 27,4 metros).

Se producirá también, por inercia, una leve ampliación del aforo: 1.820 asientos más para completar a un definitivo registro de 33.070 espectadores sentados para presenciar un espectáculo futbolístico. Al margen de ello, las nuevas zonas estarán dotadas de servicios y accesos más cómodos para los aficionados, sin necesidad de abordar el cansino trayecto de escaleras que en la actualidad condicionan algunos desplazamientos internos necesarios.

Las distancias actuales, antes de la invasión de gradas en las pistas de atletismo del Gran Canaria