B.P.

La falta de gol es el principal virus de la crisis deportiva que afronta la UD Las Palmas, cuando está al borde de alcanzarse el final del segundo tercio de la Liga. Los 384 minutos de sequía realizadora actual es el tiempo sin gol más prolongado en la Liga durante la era protagonizada por su actual entrenador, Sergio Lobera. Corresponden a los 24 minutos finales del encuentro de Riazor, tras el 1-2 marcado por Nauzet Alemán (de penalti) y los cuatro encuentros consecutivos a cero frente a Alavés, Eibar, Numancia y Jaén, aderezados éstos con tres derrotas y un empate. El peor precedente era también de esta misma temporada entre las jornadas 16 y 18 (tres encuentros de nulidad goleadora).

El técnico aragonés intentó resolver en Jaén este problema con dos decisiones revolucionarias en la formación grancanaria. Entregó de entrada las bandas a Momo (diestra) y Tana (izquierda); sacrificó de inicio a Valerón para darle cobertura a Asdrúbal junto a Aranda, en la punta de ataque. Y dejó en el banquillo a un centrocampista llegador como Vicente Gómez para darle cabida a uno de contención como Javi Castellano.

Con 2-0 tras el descanso, el entrenador aragonés realizó una segunda reconstrucción con el partido en plena travesía. Desaparecieron dos defensas (Deivid y Ángel López) para dar salida a Valerón y Héctor Figueroa, mientras refrescó la banda derecha con el relevo de Momo por José Artiles. Llama también la atención la inclusión por este costado del extremo de Sardina del Sur, cuando su habitual participación en el filial es la banda izquierda.

Ninguna de las decisiones adoptadas ofreció dividendos en el marcador, si bien el equipo fue capaz de generar un número importante de ocasión. También asumió riesgos y fruto de ello llegó el 3-0, que tiene signos anecdóticos porque el partido estaba ya decantado para el conjunto de Manuel Herrero.

La consecuencia final añadida a los partidos precedentes es que el parcial de UD Las Palmas en el campeonato es de 9 puntos logrados de los últimos 33, a raíz de la victoria en el Miniestadio azulgrana. Son números que asustan.