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Daniel Vidal hace 25 años

El 4 de enero de 1989 pisaba tierra canaria para firmar en la UD Las Palmas uno de los delanteros emergentes del aguerrido CA Peñarol

  • GENTE CON DUENDE
  • 03/01/2014 - 13:52

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Manuel Borrego

El inicio de 1989 trajo un regalo especial a los aficionados de la UD Las Palmas. El 4 de enero pisaba tierra canaria para incorporarse al equipo de Álvaro Pérez una de las joyas del fútbol charrúa, extremo titular del Club Atlético Peñarol de Montevideo: Daniel Vidal. Se cumplen pues 25 años de aquella incorporación que causó sensación en el mercado invernal de la Segunda División española, porque con el jugador uruguayo fomentaba Las Palmas su candidatura a volver a Primera, categoría que había perdido en el transcurso del año anterior.

Se marcha a España ‘el Pollo millonario' relató El País de Montevideo en su edición de aquella jornada, cuando el club de la República Oriental del Uruguay confirmaba el traspaso de uno de sus jugadores más prometedores, entonces camino de los 22 años (Daniel nació el 1 de abril de 1967). El fichaje del Pollo Vidal por Las Palmas requirió la complicidad de la Asociación Uruguaya de Fútbol. La fecha de la operación se 'trasladó' a cuatro minutos antes de las doce de la noche del 31 de diciembre hora de Montevideo. Ya era 1 de enero en España. Oficialmente se ejecutó, pues, en 1988 y ese detalle fue clave en el traspaso del futbolista, porque durante los doce meses siguientes se ponía en marcha una norma institucional para que no fueran transferidos los jugadores con rango internacional del país sudamericano. Esa medida tenía como objetivo defender los intereses de la selección celeste, inmersa en la fase de clasificación del Mundial de 1990 que iba a disputarse en Italia y en la Copa de América del año ya en curso.

"En Peñarol ganaba títulos pero no dinero"

"No sé qué tejemanejes se realizaron entonces. Pero de no haberse hecho de esta forma no habría podido fichar por Las Palmas. El presidente de Peñarol, José Pedro Damiani -padre del actual titular aurinegro-, se esforzó en solucionar el tema y la Asociación también colaboró", recuerda el jugador a Tinta Amarilla, desde su actual residencia en Vigo. Vidal viajó a España con el visto bueno de la AUF, a pesar de que se trataba de uno de los delanteros internacionales emergentes del país que competía por los puestos con otros puntas de notable rango: Enzo Francescoli, Rubén Sosa y Pablo Bengoechea. Porque la operación económica de su fichaje supuso un importante esfuerzo de los dirigentes amarillos. Las cifras que entonces se manejaron fueron las más cuantiosas pagadas por el club grancanario en aquella década. Por Vidal -según reconocería el propio Peñarol- se abonaron 480.000 dólares, mientras el jugador firmaba por tres años en España. Hoy lo recuerda con añoranza: "Todo se hizo en pocos días y el cuatro de enero ya estaba en Gran Canaria para firmar en el club mi nuevo contrato. Jugar con el Peñarol era algo soñado, pero se ganaban muchos títulos y dinero, poco. En estas circunstancias toda la plantilla aspiraba a fichar por otro club. Venir a Europa era un reto, una oportunidad profesional muy importante".

A la izquierda, Daniel Vidal y su hijo Nicolás (V.T.)

Vidal procede de una de las escuelas futbolísticas que no defraudan porque lleva a fuego el carácter indomable en sus jugadores. Le valió para hacer camino en la Liga española. Cuando llegó a Las Palmas de Gran Canaria le cambió su concepto sobre una isla. "Venía pensando en el viaje que debería ser como un paraíso, lleno de playas arenosas y de cocoteros. Me encontré un paisaje diferente en mi primer momento. Era muy joven en aquel instante y, de alguna forma, sufrí al principio el periodo de adaptación. La mayoría de los jugadores de Peñarol apenas teníamos 20 años de edad; la media la rompía el arquero Pereira. Vine además a la Unión Deportiva", añade, "en un momento de forma condicionado por la cantidad de partidos que había disputado en 1988; más de setenta. En vez de descansar (por el parón austral) estaba de nuevo en una competición en España. Sin duda mi rendimiento mejoró mucho en la segunda campaña, con Paquito García. Porque en el verano regresé a Uruguay, me casé, descansé y volví a Gran Canaria comenzando desde cero. Ahí todo me fue mejor y mejor".

 

Un delantero veloz y combativo

El fichaje de Vidal por la Unión Deportiva tuvo un impacto mediático importante. En los años setenta ya pudo un jugador del histórico Peñarol venir al Estadio Insular cuando el nombre del goleador Fernando Morena se manejó en Las Palmas para potenciar su delantera. El elegido fue Carlos Morete, de River Plate, mientras Morena acabaría más tarde en las filas del Rayo y Valencia. Ambos ofrecieron un gran rendimiento en la Liga española de Primera División. Había una especie de asunto pendiente entre Las Palmas y Peñarol de Montevideo, club que estableció contacto con la afición del Insular en un partido amistoso cuando estaba de gira por España (agosto de 1975). Morena deslumbró en aquel partido.

Vidal respondía a unas características de ataque que el club había perdido en aquellos años. Era veloz, vertical y su garra charrúa siempre estaba presente en todas las actuaciones. "Tuve buenos partidos en mi etapa en la Unión Deportiva. Para mí, el mejor lo disputé en San Mamés frente al Bilbao Athletic (2-5) con Roque Olsen. Aquella tarde el público vasco me aplaudió a pesar de mi condición de jugador visitante, algo que no ocurrió más en España y que pocas veces se dan en el fútbol actual".

"Las Palmas no era desconocida para mí. Yo procedo de Colonia, una población que está justo enfrente de Buenos Aires. Y cuando era niño oía hablar de los jugadores argentinos que jugaban en la Unión Deportiva; especialmente me acuerdo de la hazaña de la época de Brindisi y la final de Copa", apunta Daniel. "El equipo canario, pues, no era desconocido y en aquel momento había descendido y quería volver a Primera".

 

Una formación del 91-92, con Belza, Alexis, Pedro Luis, Carlos, Iantchev, Ozan (de pie), Tino Pollín, Capón, Vidal, Armando y Torres (agachados).

"En Las Palmas sólo me faltó lograr el ascenso"

El juego al espacio libre de Vidal fue muy productivo en esa etapa en Segunda División donde únicamente faltó algo: "El ascenso. Lo luchamos, pero no lo logramos. Nos quedamos a un punto de la promoción con Paquito. Esa es la única pena que tengo con Las Palmas, porque no obtuvimos la recompensa que estuvimos buscando durante tanto tiempo".

Su acogida en el vestuario grancanario fue fácil. "Eran todos muy jóvenes también; salvo Julio Durán y luego Eduardo Belza, que vino más tarde. Teníamos un conjunto que, como ya dije, funcionó mejor el año de Paquito en el intento de ascenso". El Vidal que llegó a la UD Las Palmas evolucionó a mejor año a año e incluso trascendió la posibilidad de algún traspaso a otra entidad. Valencia sonó con mucha intensidad en algún momento, pero esta primera etapa vivió un momento amargo, cuya fecha lleva grabada en la memoria del futbolista charrúa. "El 14 de marzo de 1992. Ese día me rompí la rodilla. No lo olvido. Por eso el 14392 es el número que jugaré en la lotería del Niño. Lo compré recientemente".

La historia de Vidal, que hoy reside en Galicia con su familia, tuvo un segundo ciclo en la UD Las Palmas luego de volver a coger ritmo de combate en el fútbol argentino con los rojos de Avellaneda. Fue en 1996, el primer año de Gerencia Deportiva en la entidad y como acompañante de ataque liderado por Turu Flores.

Un cuarto de siglo atrás comenzó su historia personal en España país en el que sigue por que su espíritu aventurero nunca ha muerto. "La cosa no estaba bien en Uruguay hace 14 años Pepe Rey -que fuera también jugador de la Unión Deportiva en 1992- me propuso venir a Galicia porque aquí él tenía familia. Lo pensamos en casa, lo decidimos y aquí seguiremos".


1987: Su momento estrella con Peñarol

El orgullo charrúa, la garra del Club Atlético Peñarol, tuvo también reflejo en la carrera de Daniel Vidal. Tenía 20 años cuando el 31 de octubre de 1987 fue miembro del equipo titular que conquistaría la Copa Libertadores de América, en el tercer encuentro de la final disputada por el conjunto aurinegro frente a los colombianos del América de Cali. Ese encuentro pasó a la historia del fútbol del Cono Sur porque el partido se resolvió en la última jugada, en el minuto 120, con el célebre gol de Diego Aguirre, que hizo de llorar de emoción a toda la hinchada carbonera.

En la formación titular del encuentro disputado en Santiago de Chile -foto-, estaban: Eduardo Pereira, Trasante, Rotti, Perdomo, José Herrera, Domínguez (de pie), Daniel Vidal -con el balón en sus manos-, Da Silva, Aguirre, Viera y Cabrera (agachados). Vidal fue relevado a los 72 minutos del partido. Era entrenador del equipo, y también de la selección uruguaya, Oscar Washington Tabarez.

El palmarés de Vidal lo completa con tres campeonatos uruguayos en las filas del Peñarol (1986, 1993 y 1994) y una Supercopa Sudamericana, en esta ocasión lograda con Independiente de Avellaneda (1995) cuando Miguel Ángel Brindisi era su entrenador.

La de 1987 fue la quinta y, de momento, última Copa Libertadores ganada para la vitrinas del fornido Club Atlético Peñarol de Montevideo. "Aquello que vivimos, con el gol tan tardío en la prórroga, fue una locura. Pero antes habíamos hecho una trayectoria formidable porque eliminamos a Independiente y River, que eran los más fuertes".


El emotivo instante final y el recuerdo del célebre encuentro disputado en Santiago de Chile


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