
Por José Hernández
Decepcionados. Esa fue la sensación que tuvimos anoche tras concluir el partido en el "Heliodoro", con una derrota de los amarillos, al que los blanquiazules anularon de principio a fin. Sólo vimos a la UD en la parte final del primer periodo, donde mostró algo de su calidad, pero con el varapalo de estar con un jugador menos y con el marcador en contra. Fue, por desgracia, de lo poco positivo de los grancanarios, que no se vinieron atrás con la expulsión de su portero, aunque eso si, el Tenerife los supo mantener alejados de su área.
Acertó Álvaro Cervera con los hombres que dispuso y con su planteamiento, que defensivo o no, le ha supuesto quedarse con los tres puntos en juego y con una inyección moral que ratifica su trabajo y la capacidad de reacción tras un inicio de campeonato que le llevo al fondo de la clasificación. El técnico del cuadro tinerfeño acertó, mientras que Sergio Lobera intentó sorprender con la inclusión de Aranda en el once inicial, sentando a Chrisantus, el delantero más peligroso de los amarillos en los últimos encuentros. No le salió bien el factor sorpresa, porque como decíamos anteriormente, la zaga del Tenerife se encargo de que su portero Roberto fuera prácticamente un espectador más de este derby. Nula capacidad ofensiva amarilla.
Lo importante ahora es sobreponerse a este varapalo. Esta plantilla no esta confeccionada para ganar un derby, y si un campeonato. Una derrota de la que hay que aprender, pero el margen para corregir errores es corto. Pronto llegará el descanso navideño y es hora de hacer análisis. Las Palmas no puede dar estos altibajos, ni esta pobre impresión. Se podrá tener una gran plantilla y lo malo es que surja la incógnita es que se está manejando bien los elementos que la integran. Los jugadores son los responsables de sacar adelante, junto con los técnicos, y al unísono responder a las pretensiones que tienen dirigentes y aficionados.