
Por Higinio Medina
Carente de velocidad, bandas desaprovechadas y una lectura reiterativa de cómo desactivar a un equipo que se cierra, la Unión Deportiva Las Palmas fue incapaz de vencer (0-0) a un Murcia que sí supo adaptarse a las circunstancias de un partido que se le puso cuesta arriba con la justa expulsión de Acciari por doble amarilla.
El equipo dirigido por Sergio Lobera manifiesta nuevamente un déficit preocupante que se viene dando desde la temporada pasada y que viene a corroborar las enormes dificultades que le plantean los rivales cuando ponen el cerrojo, aunque también hay que reconocer que no es tarea fácil, pero que en absoluto debe ser excusa, pues para eso se supone que se preparan los partidos.
Cuando se juega en inferioridad numérica y no se consigue un resultado positivo la justificación está servida y es recurrente, pero cuando se tiene un jugador de más y no se es capaz de aprovechar esta importante ventaja volvemos al discurso, manido discurso, de que tenemos que mejorar, no podemos, no supimos..., en fin todo aquello que ya suena a perorata.
El equipo amarillo tiene un problema muy serio para sus aspiraciones, que de no resolverlo volverá a convertirla en eterna aspirante, y es su falta de continuidad. De qué vale decir que presentar una alineación, dada las opciones de jugadores por puesto que hay, es complicado, si luego esa competitividad que se presupone en los entrenamientos no se refleja en el terreno de juego. Algo no termina de encajar...
No vamos a hablar del penalti que el árbitro escamoteó a los pimentoneros (unas veces te dan y otras te quitan), pero, aunque las distancias con la zona noble no son excesivas, los puntos que se van dejando por el camino pueden pasar factura y para Las Palmas es una constante que se repite en el tiempo. Ahí es donde está el verdadero "peligro". Luego vendrán las lamentaciones.
Por lo pronto ya se empieza a ver un patrón de juego, un patrón que deja aún más dudas, pues el criterio en el que se basa, por lo que se ve, es irlo perfilando a medida que avanza la liga, es decir cuando los jugadores estén en un estado pletórico de forma. ¿En qué jornada?. Rectificar es de sabios y dirigir a un grupo humano no es tarea fácil, menos cuando entran las emociones, tanto desde la grada, como dentro del propio grupo. Tener un Ferrari e ir a 80 por una autopista que te permite ir a 200, es convertir al Ferrari en un 600, con todo el aprecio y la admiración que tenemos hacia un vehículo que tanto significó en la sociedad española.