
Pepe Gómez lanza una idea que germina en la lucha canaria en el intento de acabar con la incertidumbre y contradicciones de todas las temporadas
M.B.
Todo empezó donde acababa la anterior campaña. "Los puntales de Gran Canaria, a sus casas", dijeron en las primeras reuniones de los clubes. Una medida que va contra los preceptos de la mismísima Carta Olímpica. Varios de ellos apostaban por la Primera categoría, pero no encontraron la solidaridad gremial ni la actual Federación Insular supo encontrar otra puerta de salida que acatar la desaparición de la máxima división en los terreros de la isla. Dos meses de gestiones, de no entregar el brazo a torcer, hicieron cima este lunes cuando los nueve equipos de la élite se reunieron para resolver los flecos de una competición que aún tenía dificultades para empezar a caminar.
Pepe Gómez esbozó una idea que en realidad comenzó a germinar este mismo verano, entre aquellos equipos que surcaron fuera de las fronteras federativas y resolvieron el entuerto. "El futuro es independizarnos", dijo el gestor del Almogarén. "Tenemos que formar una Asociación de clubes y funcionar como lo hace el baloncesto o el balonmano", comentó a sus compañeros de viaje. Suena bien, una idea brillante precisamente para que la lucha canaria recupere el brillo de antaño.
Nueve equipos ya están enrolados en esta aventura que trata de elevar a temperaturas de antaño el deporte de nuestros antepasados. Alguno quizá crea que se trata de un gigante con pies de barro. Otros siguen remando porque en 2013, con los acontecimientos del verano, las circunstancias les han llevado a descubrir que son más eficaces cuando se desorbitan de las líneas institucionales hasta hoy conocidas.
Hace dos meses no había lucha de Primera en Gran Canaria; hoy es la Liga insular de mayor rango y representación en el Archipiélago. Los clubes han encontrado un camino y, además, a regañadientes se han unido. Gáldar y Agüimes se sacrificaron en su momento. Renunciaron a contratar a Joan Lajo y Jonay Alemán, puntales C, para que otros pudieran competir con ellos en Primera. Lo hicieron Vecinos Unidos y Castro Morales, respectivamente. Almogarén cede potencial para que se equilibren las fuerzas, con Juan Espino Trota a la cabeza y Humberto Vera como único oficial en el campo de batalla. El mismísimo Adargoma se lanza con todo en pos de Fafi Martín para poder brindar en La Presa espectáculo máximo y no condenar a su fértil cantera a una brega de Tercera. Así uno tras otro, con Vecinos Unidos, Castro Morales, el indómito Agüimes, Roque Nublo, ... Y ahora el Maninidra acepta lo mejor para el colectivo, cediendo parte del terreno que tenía conquistado.
El futuro, si la lucha quiere avanzar, no está en 'capitán de uno contra capitán de otro' de cada verano; no está tampoco en la desleal igualdad entre los que exponen mucho y los que nada ofrecen. Mucho menos está en las guerras intestinas, ni en las volubles lecturas de los reglamentos que se aplican en función de criterios a veces inexplicables. El futuro está en manos de los rebeldes dispuestos a cambiar. Fernando Méndez, presidente del Agüimes, lo exponía a su manera este lunes: "Nos tildaron de machangos por no aceptar la desaparición de la Primera y por no acatar algo que no entendíamos. Luchamos por ello y fuimos los machangos quienes la salvamos".
El proceso está en marcha y el camino, casi sin quererlo, puede haberse señalado. Los clubes, sin percatarse de ello, se han unido para revivir en Gran Canaria a su lucha. Y ahora tienen el control para darle un giro a un deporte que, si no cambia sus conceptos, se dirige a una agonía.