La lucha en Gran Canaria 2013-14, en un instante crítico
27/07/2013

Por Manuel Borrego

La lucha canaria en Gran Canaria, tal como se le conoce en la actualidad, es el deporte peor gobernado y/u organizado de cuantos se celebran en nuestras competiciones. Este próximo lunes 29 de julio, con todas las fechas de la temporada anterior ya vencidas, los clubes se reunirán por mandato de la Federación para decidir qué es lo que hacen en la siguiente campaña; quizá mejor expresar cuál es el lugar o categoría donde se sentirían más a gusto o aspiran a actuar de manera individual.

Al gran público en general le costará creer que, con esta fórmula, un conjunto puede optar por iniciativa propia a ser militante en Primera División, Segunda o descender hasta el último eslabón. Incluso, inscribirse para la Champions Regional sin necesidad de demostrar cualidades en fases previas clasificatorias ... O, si es de conveniencia, desaparecer para "ya veremos cuándo interesa". Esa es la realidad: una incertidumbre envolvente que, mezclada con la actual crisis, deja todo en un gran interrogante que podría mantenerse abierto después del ‘cerrado por vacaciones'. Y no sería una sorpresa.

Esta es la situación más frágil posible para afrontar la temporada o con la que hacer planteamientos serios y organizados a posibles patrocinadores y probables aficionados, que no saben si su club se codeará en las alturas o desaparecerá de la escena. Todo es posible porque la estructura de mando se fracciona por la indecisión o la especulación deportiva de los clubes.

Y cuando decimos que es el deporte peor administrado, lo afirmamos desde el punto de vista competitivo: la normativa de la lucha canaria tiene una perversa tendencia a castigar a los mejores preparados, a los más aptos. Hay varias maneras de explicarlo (lo ocurrido esta temporada con el puntal C Moisés Pérez era un claro ejemplo) aunque sólo hace falta mirar el reglamento que, a nuestro modesto juicio, también necesita un buen centrifugado para reactivar las competiciones y para evitar reglas de ambiguas lecturas o aplicaciones.

Por eso, inexplicablemente, un luchador de leyenda como Juan Espino Trota (imagen de la derecha) es para algunos un monstruo de siete brazos y el Almogarén queda reducido a un club abusón, que no puede luchar en igualdad de condiciones. Si Espino es el número uno de nuestro deporte se debe a horas de entrenamiento, de conocimiento del rival, de asimilación de otras luchas, de preparación física e, incluso, dietética. De echarle horas y ganas, de saber ganar y perder. Sin embargo, una parte de los clubes no quiere que ese fenómeno se les enfrente. Prefieren ver sus terreros vacíos en Tercera a que los mejores pisen su arena. Es como si la UD Las Palmas renunciara a jugar en Primera División para no tener que medirse a Cristiano Ronaldo.

Juan (el Almogarén) tendría un trato igual si su puntal se descuidara, perdiera la forma y fuera más humano perdiendo en mayor cantidad posible. Pasaría del aislamiento al indulto. Y, ¡qué decir del Santa Rita!, un club imbatido, unido, trabajado y bien gestionado desde dentro. Lejos de ganarse la consideración de los rivales que propusieron la misma categoría, es el equipo con más crítica de su división.

Al margen del dinero, que siempre será insuficiente, a la lucha canaria le falta un poco de sensatez en su organización en Gran Canaria. Si los tiempos cambian, si las circunstancias cambian, clubes y Federación deben también modificar sus conceptos para que se encuentre la fórmula perfecta donde emane una competición potente, numerosa y creativa. "Que nadie se quede en casa sin luchar", dijo el nuevo presidente Caballero en la última reunión. Si ese concepto prevalece, seguro que este lunes saldrá una ejemplar solución para abofetear a la crisis. Lo contrario, nos lo tememos por las opiniones captadas, será el caos.

Gran Canaria está ante la amenaza de perder todo el glamour de sus competiciones o encontrar una puerta que sirva como revolución a este momento crítico que en esencia es igual en todas las islas.


PD:Almogarén y Santa Rita, citados en el artículo, son los dos clubes que, consultados por Tinta Amarilla, tienen sus proyectos más definidos de cara a la próxima temporada.

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