Ni A, ni B, ni C
25/05/2013

Por Higinio Medina

Sergio Lobera comentaba días pasados que la Unión Deportiva Las Palmas tenía planes A, B, C y D. La verdad es que de tenerlos no terminamos de verlos, pues el juego de los amarillos últimamente es plano. Posición por posición en los cambios con recursos que no se alejan para nada del patrón habitual de juego, por ende previsibles para el contrario, han sido la tónica dominante en un final de temporada que está siendo desconcertante para los seguidores canarios. Así, evidentemente, es difícil solucionar positivamente los distintos lances que se pueden dar en un partido de fútbol, a no ser que simplemente sea este el criterio. Sin más.

Dependiendo del resultado de la Ponferradina ante el Murcia, las expectativas, a dos jornadas para el final, podrían ser inciertas en grado máximo, particularmente si ya no se dependiera de sí mismo, circunstancia ésta que se nos antojaría un tanto lamentable cuando tan cerca se ha tenido la posibilidad del ascenso directo.

Cuatro "ocasiones" ante el Mirandés es un bagaje paupérrimo cuando se aspira a la gloria deportiva. Que Mariano Barbosa vuelva a ser el héroe de un partido, que se perdió 1-0, cuanto menos es llamativo, sobre todo porque para llegar a algo hay que arriesgar, valorar lo que hay en juego, y con la mano en el corazón, si hubo alguien que puso todo lo que hay que poner en el terreno de juego fue el equipo burgalés. Corrían, se anticipaban, exponían e incluso combinaban. Fueron tremendamente superiores. No valen las excusas del campo, ni siquiera la expulsión de Murillo. Hay que ser más agresivo. Hay que presionar más. Hay que, hay que, y todos los hay que, que se quieran y de los que adolece actualmente la Unión Deportiva, porque de seguir así nos tendremos que conformar con un ¡ay!, pero de lamentación por la oportunidad perdida.

Al margen de los resultados y de la tendencia negativa que se aprecia, la temporada sigue siendo ilusionante. Quedan 6 puntos por disputar y todo puede ser posible, por lo que hay que resaltar el haber llegado al final con la posibilidad del ascenso. Ahora bien, el aficionado no termina de entender qué es lo que está pasando, por qué esta situación cuando todo era favorable. El final de liga se presentaba propicio: ¡jugar con los equipos que luchan por salvarse!. Esta circunstancia no quiere decir nada, pero lo dice todo. Es una ventaja que no se ha sabido explotar desde nuestro modesto entender.

Todos pensábamos que la ansiedad del contrincante era un arma, pero nunca llegamos a pensar que esa ansiedad estuviera dentro de casa y que encima esté pasando factura como lo está haciendo. Queremos pensar que es así, porque la otra opción que se nos ocurre es que el rival haya cogido el número a Las Palmas y esto sí que es más preocupante, porque de serlo no vemos la contrapartida necesaria para neutralizar el efecto negativo que está produciendo en las huestes del técnico amarillo.

 

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