Por Manuel Borrego
Lo relevante es que el mensaje de un entrenador llegue limpio y claro a sus jugadores, al fin y al cabo los que están en el campo de batalla escudo en mano. Realizar bien el análisis del partido, diseccionarlo para mostrar sus tripas es, sin duda, un ejercicio saludable. Pero el éxito de los teóricos del deporte no radica en sus juicios de valor o en sus participaciones en público, sino en la tabla de resultados. Al dibujarlo así nos vienen a la memoria varios técnicos que ejercieron en la UD Las Palmas, excelentes ante una audiencia pero traicionados por los marcadores. Quizá sea Ángel Cappa el que en fechas más recientes nos puede servir como ejemplo: dejaba un sabor eufórico en cada una de sus intervenciones prepartido; bañadas luego por una dura realidad en la contienda con los adversarios. Palabras y hechos juntos forman un perfecto matrimonio. Por separado, en cambio, generan decepción.
Lobera expresa este viernes, antes de la marcha a Miranda de Ebro, una alusión sobre comentados planes B que el equipo no practica. Él los extiende a C y D. Si se trata de alguna referencia a quien firma este artículo, procede aclarar: Cuando hemos hablado de la ausencia en la práctica de un plan B lo hemos hecho a tenor de acontecimientos ya cubiertos. No son, pues, juicios previos o prejuicios. El último de ellos, frente al Recreativo, es el más evidente. Las Palmas atacó durante más de 90 minutos con una idea no alterada que, por desgracia, tampoco alteró el cero a cero. En esta misma web, el hombre de la secretaría técnica del conjunto onubense, Vicente Fuensalida, reconoció cuáles eran los planteamientos defensivos de su equipo con los que, con correcciones en el transcurso del encuentro, el Recre acabó por dominar con comodidad al que consideraban el "mejor ataque de la Segunda División" (dijo Barjuán).
El juego combinativo y profundo que ha desarrollado la UD Las Palmas con Sergio Lobera es el que le ha llevado a estar en posición promocionista a tres jornadas de la conclusión. Es un éxito atribuible a su buen gusto o criterio y al ordenado desarrollo del mismo por parte de sus jugadores. Los rivales, sin embargo, están cambiando para frenar a los amarillos y obligan a la UD a evolucionar en sus conceptos. Por eso entendemos que deben existir esas segundas ideas. Un Plan B puede ser el alternar los emisores de las bandas, como podría ocurrir este sábado. Momo, en su lado natural y Nauzet en la derecha; dos jugadores que llevaron así a Primera División a Xerez y Valladolid respectivamente. Otro puede ser el disponer de un atacante tan eficiente como Javi Guerrero, que resolvió un atasco ofensivo en la anterior crisis de resultados en la primera vuelta. O el utilizar un delantero rompedor para el fútbol directo cuando se intentan los cerrojos. Intercambiar piezas o ideas, buscar buenos centros con jugadores ideales para ello, .... Entendemos que esas alternativas existen cuando se emplean y se obtienen resultados. No todos los rivales o los encuentros son clones. Ese trabajo lo dejamos, cómo no, a juicio de Sergio Lobera, que ya supo resolver ecuaciones complicadas en la primera vuelta y cuya labor como gestor de grupo lleva a Las Palmas hasta las puertas de la ilusión.
Entendemos, pues, que si los rivales evolucionan ha de hacerlo también la UD Las Palmas en la búsqueda de resultados. En Miranda de Ebro, donde por primera vez se presentan en la historia las camisetas amarillas del club sexagenario, el único plan es ganar ... "por lo civil o por lo criminal".