M.B.

Dani Castellano asume con "resignación e impotencia" su primera expulsión como futbolista profesional. Ocurrió el pasado sábado en Córdoba, a las 21 minutos del partido contra el conjunto andaluz. Tras narrar cada una de las jugadas en las que contactó el balón con sus manos, el zurdo reconoció que "ambas fueron involuntarias. La primera ... la entiendo. En la segunda no tuve tiempo a reaccionar. El árbitro no hace interpretación del juego y aplica el reglamento ... pero es el balón que va a la mano. No me puedo cortar la mano".

Profundizó en la problemática el gemelo, al no comprender cuándo es sancionable o no un contacto del cuero con alguna extremidad superior: "Hasta los árbitros tienen sus propias dudas; se tienen un cacao con las manos", aseveró. En el vestuario del Nuevo Arcángel, apenas sentarse, Antonio Gil -integrante de la expedición amarilla- fue quien le comunicó que le acompañaba Hernán "con una segunda tarjeta en la que no pudo evitar el contacto con un futbolista rival. Desveló que "Hernán nos pidió perdón al resto de los compañeros por la primera cartulina, por protestar mi expulsión. Es algo novato en la categoría. El árbitro estaba caliente en aquel momento". Sin embargo apreció que "el jugador del Córdoba fue quien busca el cuerpo de Hernán para que cometa falta. Fue una jugada intrascendente en el centro del campo. Nos quedamos con una impotencia increíble".

Se siente orgulloso, sin embargo, por la respuesta ofrecida por la UD Las Palmas porque "con nueve el equipo pudo ponerse 2-1 en el marcador. El tercer gol del Córdoba resultó determinante y en él a Pignol se le suben encima para rematar de cabeza".

"Vamos a por el Sporting de Gijón", anunció el gemelo que supo tener autocrítica. "Hasta el primer gol no estábamos bien. Fue un error que no debemos corregir. Repito que el Córdoba se creció tras el 3-1".