Para Tato, bigoleador en Sabadell, "de esta manera podemos mirar hacia arriba sin perder la perspectiva de alcanzar cualquier objetivo"
Manuel Borrego
Tato ha firmado goles en esta Liga con dos camisetas: tres con la del Xerez y cuatro ya con la UD Las Palmas. La diferencia de rendimiento del futbolista murciano, refuerzo invernal de los amarillos, salta a la vista. Su frecuencia realizadora con el conjunto andaluz era un tanto cada 435 minutos en juego; con los amarillos grancanarios se reduce a un gol cada 77 minutos. Existe una explicación reflexionada por él: "En el Xerez me mataba en todos los partidos pero no llegaban los balones para rematar. Aquí he tenido más ocasiones en seis encuentros que en el resto de la temporada. Eso habla de la capacidad ofensiva de Las Palmas". Por ello la estadística le encaja al experimentado futbolista.
Otra cualidad también se produce en su rendimiento con el club grancanario. "Supe desde el primer momento cuál es mi papel en este equipo. He venido para cubrir espacios en el campo. Leo los partidos y busco mi sitio". Y luego resuelve. El 0-3 de Sabadell es reflejo de la tranquilidad con la que Tato afronta esta etapa de amarillo y azul. "Si digo la verdad no tuve la intención primera de tirar a portería", como posteriormente realizó a la escuadra de Nauzet Pérez. "Controlé el balón y pensé en Vitolo, que estaba a mi izquierda. Pero el defensa hizo el movimiento hacia allí y entonces tuve claro el espacio para el disparo. Salió en la dirección como había imaginado".
En Sabadell, Tato disfrutó además de su segunda oportunidad como titular en los planes de Sergio Lobera y la rentabilidad en el terreno de juego fue abrumadora con dos dianas que impulsan a la UD Las Palmas hacia un sueño. Confiesa a Tinta Amarilla que ya en los albores del partido de la Nueva Cruz Alta se destilaba un presentimiento que cabalgó en el ánimo de los jugadores de Las Palmas: "Las cosas en el campo son reflejo de lo que vivimos en los preparativos", comenta. "Cuando vi al equipo en el calentamiento ya sabía que algo gordo estaba por ocurrir. Se notaba en las caras, en la concentración de todos. Habíamos preparado el partido de una forma que luego se produjo en el terreno. Confieso que disfruté en el campo porque todo cuanto habíamos hablado se iba produciendo paso a paso".
Tato aclara algo que algunos compañeros también se esmeran en transmitir en público: "Siento que el vestuario tiene un grado de madurez que le permite asimilar estas victorias para ver el futuro con humildad. Hacerlo así nos permitirá seguir mirando hacia arriba en la clasificación, sin perder la perspectiva de que podemos alcanzar cualquier objetivo". Le pedimos al jugador que precise la primera de sus afirmaciones. "Yo no estaba entonces en Las Palmas, pero me han contado -sus actuales compañeros- que el equipo sufrió mucho en la primera parte de la Liga. Y ese sufrimiento es el que ahora nos hace ser prudentes y humildes".
Y quizá también más fuertes. Porque Las Palmas afronta la recta final del campeonato con raíces tridimensionales que parecen muy sólidas. "Desde que estoy aquí veo a un grupo de jugadores que están muy comprometidos. La directrices técnicas son claras. Cada semana el cuerpo técnico trabaja duro para desmontar a los equipos rivales. Por eso sentí en el campo del Sabadell que iba a producirse algo importante, porque el equipo llevó a cabo a la perfección lo que habíamos hablado antes del partido".
"Mi papel en este equipo es aparecer donde se generen espacios"
Tato desglosa cada instante de la victoria del fin de semana y su actuación personal. "Me entiendo muy bien con todos los compañeros", algo que es palpable desde su venida. "Hacerlo con Thievy es fácil. Hablamos mucho en el campo, nos intercambiamos las posiciones, ocupamos espacios que el otro deja vacante. En el primer gol nos salió todo perfecto; le desvié el balón al espacio libre, él corrió y me sirvió el pase en el sitio exacto", donde por cierto Tato le había indicado con un gesto en carrera. "Mi papel en este equipo, en suma, es aparecer donde se generen espacios". Y, a tenor de su producción, definir.
"Todo esto que está ocurriendo en la UD Las Palmas", menciona, "es fruto de un cúmulo de factores. El primero está unido al cuerpo técnico y a los jugadores; como producto de un trabajo diseñado y desarrollado en el campo. A partir de ahí hay que encontrar todos los elementos que suman para que estoy sea posible, desde el aliento de los aficionados hasta el apoyo que ha mostrado el consejo de administración cuando se produjeron los momentos malos. Todo genera este ambiente positivo".
EL 'OCHO' DE PAQUITO ORTIZ
El delantero murciano eleva la participación de los aficionados en este tramo final de la Liga. "Aunque la distancia de las pistas resta, nosotros notamos ese calor de la grada. Esperamos más, máxime porque el aficionado canario es más caliente que el de otros sitios del país. Estamos viviendo algo que es muy bonito, pero no sólo en el estadio. Confieso que me impresionan algunas cosas. La gente nos para por la calle, se acercan y nos dan las gracias por la ilusión que se ha generado en torno al equipo. Esto tenemos que terminarlo".
Nos sorprende Tato en un diálogo distendido que corre paralelo a la propia entrevista. Acierta al señalar "las 31 temporadas de Las Palmas en Primera División indican lo que significa este club". Valoraba también algunos detalles que va conociendo de la entidad y se enorgullece de lucir, por esos hechos del azar, el dorsal 8 que dejó vacante Sergio Suárez. "Y saber que durante mucho tiempo fue el de Paquito Ortiz, que fue mi preparador físico en Albacete -etapa de Antonio Calderón- me dio buenas sensaciones. Hablé con él antes de venir para que me explicara cosas del equipo. Y entonces descubrí que estaba en Arabia Saudi ...".
Ese ocho, en horizontal, es lo que busca la UD: el infinito.