Por Higinio Medina
No lo tenía fácil el joven portero grancanario. Suplir a Mariano Barbosa frente a un rival que si se caracteriza por algo es por su verticalidad y olfato de gol, requería de un gran nivel de concentración y bastante personalidad. Y no defraudó Raúl Lizoain a la parroquia amarilla, que hoy batía record de espectadores: manos a manos, paradas decisivas, saber estar y una tranquilidad sorprendente, desencadenaron en una actuación notable. Llamaba poderosamente la atención ver cómo, apoyado en uno de los palos, colocaba a su defensa. Su participación inspiraba confianza en los compañeros, y como si llevara 20 años en el oficio impuso su ley en el área, parando el juego, recibiendo el apoyo de los postes, o pasando balones que eran el preludio de algún contraataque.
Pero no sólo fue el meta de la Unión Deportiva Las Palmas quien deleitó a los aficionados, pues Nauzet Alemán marcaba un gol de bandera que puso en pie al Estadio de Gran Canaria. Una excelente jugada y una gran definición que se convertía en el 2-0 definitivo para tranquilidad y delirio de los seguidores.
Este resultado frente al Castilla ahuyenta fantasmas y coloca al equipo dirigido por Sergio Lobera en una posición privilegiada de cara al objetivo trazado. Los jugadores parecen tener asumido el rol que tienen que tener, atrás quedan partidos en los que no han podido o han sabido estar a la altura de las circunstancias y ya las miras empiezan a ser otras.
La oportunidad que se está presentando no es fruto de la casualidad, es fruto del trabajo y del ambiente en el que se desenvuelve el día a día, por ello no hay que desaprovecharla y es precisamente ahora, con la proa perfectamente enfilada, cuando hay que saber estar a la altura de las circunstancias. Si no fuera así volverían las lamentaciones. Ahora es el momento, y como coreaban los aficionados durante el encuentro: ¡Sí se puede!...