"Con un 0-2 fuera de casa no le metimos caña al árbitro porque podíamos acabar poniéndole en contra", afirma
M.B.
"Habría sido peor", resume Vicente Gómez. En el vestuario de la UD Las Palmas se ha hablado en los últimos días de lo que ocurrió o quizá pudo pasar en Almería, después de que uno de los 'momentos cumbres' del partido lo mal resolviera el colegiado Sánchez Martínez expulsando a Vitolo Machín. No hubo protestas del jugador sancionado ni tampoco de sus compañeros. Gómez, que actuó algunos minutos en el Estadio de los Juegos del Mediterráneo, habla de lo que sintió el colectivo de profesionales grancanarios:
"La expulsión cambió el panorama en la segunda parte. Hemos comentado entre nosotros que el árbitro se había equivocado; aunque luego no lo hizo porque pudo habernos pitado un penalti de Thievy, que tampoco lo fue". Vicente observa que tanto Vitolo como el resto de los jugadores grancanarios evitaron las protestas porque, en su opinión, "no queríamos presionarle. Demostró que sólo se trataba de un error puntual (...) Con un 0-2 jugando fuera de casa no le íbamos a meter más caña porque podíamos acabar poniéndole en contra".
Vicente pudo también ser protagonista mayor de esa victoria 2-3, porque un disparo suyo cuando el partido moría "lo sacó un defensa cuando iba a gol. El portero no lo había visto. Una pena (...) Pero cuando marcó Murillo la alegría fue enorme. La sensación que dejamos es que este equipo tiene casta y reacciona ante la adversidad. Lo había demostrado también frente al Barcelona B. Tenemos raza y corazón". La razón tiene una explicación: "peleamos todos los balones como si se tratara del último".
Todavía se saborea el éxito del enfrentamiento en Almería porque "de lo contrario, si no hubiésemos ganado, nos habríamos quedado fuera de la zona de promoción. La ilusión se palpa; podemos llegar a nuestra meta". Se refirió entonces Vicente a los aficionados que "deben regresar al Estadio de Gran Canaria y engancharse hasta el final", con la orilla tan cerca y a la vista.