El sacrificio en el ajedrez
06/03/2013

Por Higinio Medina

Hace unos días el actual número 1 del ranking mundial de ajedrez, Magnus Carlsen, comentaba, después de su preparación del Torneo de Candidatos en Gran Canaria, que apenas había salido del hotel para conocer nuestra isla, y que las fechas que en él había estado los había dedicado única y exclusivamente a preparase para tan importante cita.

Muchas veces se tiene la sensación, sobre aquellos que destacan, que es sumamente fácil lo que hacen y sus logros por las cualidades o capacidades que puedan tener. Nada más lejos de la realidad. Es evidente que podemos tener una habilidad especial para algo, pero también es evidente que sin sacrificio probablemente nada conseguiríamos.

El ajedrez no es sólo sentarse delante de un tablero y a ver qué pasa. Requiere de muchas horas de estudio y un entrenamiento que se adentra también en el terreno de lo físico, a través de algún deporte, para compensar el desgaste intelectual al que se somete quien lo practica, sobre todo si profundizamos en el mundo profesional.

No es de extrañar pues, el comentario de la joven figura y uno de los máximos candidatos a ocupar el trono que ostenta en la actualidad Anand y que ocuparon en su día Kasparov, Karpov, Spassky, Fischer... y que tantos ríos de tinta ha dejado por las connotaciones que, en determinado momento de la historia, se le han querido dar en todos los ámbitos que nos podamos imaginar y desde el mundo de la política mundial en particular.

En estos días también, la grancanaria y GMF Sabrina Vega disputa un torneo internacional en Belgrado. Miles de kilómetros de distancia, un desplazamiento agotador, un ambiente extraño y un esfuerzo extraordinario para poder practicar una de sus actividades preferidas. Desde fuera puede verse muy bien, incluso ignorar o alegrarse por los éxitos conseguidos, pero en la mayoría de las ocasiones pocos son los que se han parado a reflexionar que esta ajedrecista ha dedicado horas y horas a los estudios de una carrera superior compatibilizándolos con la práctica del deporte ciencia.

Excelso sacrificio que debería servir de ejemplo a los más jóvenes. El estudio no está reñido con la diversión, el esfuerzo tampoco, es cuestión de saber administrarse. Siempre hemos pensado que lo que hace una persona lo puede hacer otra, podrá costar más o podrá costar menos, es cuestión de proponérselo y también de quererlo. Lamentablemente una gran parte de la sociedad adormece y prefiere huir de responsabilidades; tirar por el camino más fácil. Así nos va...

 

 

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