Demasiados errores para una candidatura
03/03/2013

Por Higinio Medina

Si algo debe sacarse en claro del partido que enfrentó a la Unión Deportiva Las Palmas y al Barcelona B son las carencias del equipo dirigido por Sergio Lobera y que a la altura de competición en la que nos encontramos deberían, cuanto menos, no ser tan significativas si se quiere aspirar a metas importantes.

El aficionado, a pesar del empate (3-3) conseguido in extremis, no sabía si estar contento o a disgusto con la actuación del equipo, de hecho en número importante abandonaban el Estadio de Gran Canaria antes del pitido final y tras el tercer gol visitante; todo ello en un encuentro que sin lugar a dudas ha sido el reflejo, en toda su extensión, de la trayectoria de los amarillos hasta la fecha: en lo bueno y en lo malo.

Puede que las numerosas bajas tuvieran parte de culpa, pero cuando hablamos de equipo hablamos de toda la plantilla y en numerosas ocasiones se utiliza la expresión "competencia" para indicarnos que los "suplentes" están lo suficientemente capacitados para saltar al terreno de juego en cualquier momento o condición, de ahí que bajo nuestro punto de vista esta circunstancia no es válida como argumento.

Otro aspecto llamativo pudiera ser la elección de los hombres adecuados para suplir las bajas. Entendemos que el entrenador elige a quienes considera idóneos. Ahora bien, una vez tomada la decisión sólo queda ver el resultado (no sólo con los no habituales) y si se observa que el rendimiento no es el esperado lo lógico es cambiar y cuanto antes mejor (percepción generalizada).

Como decíamos, este partido reunió, cosa curiosa, todos los elementos que han caracterizado el juego de los canarios esta temporada: personalidad, desazón, lucha, impotencia, incapacidad, pundonor, tesón y fe. De la misma forma vimos jugadores erráticos en el campo, inconstantes, desacertados, ausentes y por momentos tratados como muñecos de pimpampum por un filial que supo aprovechar los desajustes locales a base de velocidad y una calidad, que también por momentos, los hacía empequeñecer.

El partido en sí fue raro, alocado y si comentábamos lo de las sensaciones del aficionado es porque era lo que se transmitía desde el terreno de juego. En otras ocasiones se ha puntuado en el último minuto y la satisfacción era total, pero en éste todo era extraño: Vas ganado, te empatan, te dan un baño de fútbol, te adelantan en el marcador, te rehaces, empatas y el otro equipo se queda con un jugador menos y cuando parece que está todo de cara para lograr la victoria se vuelven a adelantar y dándolo todo por perdido vuelves a empatar con un gol de rabia... Un gol que también es el reflejo de la entrega, y que al fin y a la postre viene a demostrarnos que todo es posible; que no hay nada perdido...

 

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