La cara bisoña de la UD frente a un filial maduro
03/03/2013

Los técnicos del equipo amarillo y del filial señalan el defecto y la virtud de sus onces en el empate que mantiene a Las Palmas sin engancharse al tren de la promoción

M. B.

Algunas cosas funcionaron el sábado en el Estadio de Gran Canaria de forma prevista en el guión y quedaron fuera de control del candidato UD Las Palmas. Enfrentarse al filial del FC Barcelona significa que el encuentro no presenta rigor defensivo y que el marcador elevaría su media de goles: el 3-3 habla solo. Por eso, estaba escrito que el conjunto de Eusebio Sacristán no entiende el fútbol tradicional de la Segunda División con sus atascos y precauciones, y que sus finales de partidos son explosivos, con un 56 por ciento de los tantos marcados en la última media hora.

Todo ello ocurrió porque, además, el 2-3 de Deulofeu llegó después de un error en el salto de Juanpe Ramírez, un mal cálculo que aprovechó al máximo el nuevo valor de la fábrica azulgrana. Sin embargo, también a nivel defensivo dejó mucho que desear en esa fase final el cuadro visitante, que encajó dos goles grancanarios en los últimos minutos, como resultado de una oleada ofensiva amarilla que pudo merecer más premio.

Y curiosas son las reflexiones expresadas por Sergio Lobera y el propio Sacristán sobre lo acontecido en el césped del Estadio de Gran Canaria, donde sus respectivos equipos no reflejaron el papel que deberían ofrecer la candidata al ascenso UD Las Palmas y el conjunto de formación Barça B. Lobera se fijó en las acciones ingenuas que costaron puntos; Sacristán resaltó la madurez de sus futbolistas para afrontar situaciones adversas durante la contienda. El mundo de la teoría quedó invertido en el terreno de juego.

Los rostros juveniles del banquillo azulgrana en el Gran Canaria (C. Torres)

La bisoñez no es una virtud a estas alturas de competición, cuando se premia el oficio y la eficacia. Esos momentos de inexperiencia que subraya Sergio Lobera tienen una consecuencia directa en la clasificación porque, al margen de romper el ritmo de puntuación como local, el ascenso directo se ha situado a diez puntos (más average particular con el Almería) a falta de catorce jornadas. Ese objetivo ya está escrito en sánscrito para los amarillos. Y aunque empezó el domingo en posición de promoción beneficiada por la estéril ubicación del Barça B, el triunfo posterior del Villarreal en Córdoba le dejó en el andén mientras el tren de la fase de ascenso sigue su rumbo. Aún está a tiempo.

Cierto es que aún quedan muchos puntos en litigio pero si Las Palmas quiere asegurar su presencia al menos en la promoción, deberá cambiar el verbo de sus objetivos y con carácter urgente: ganar, ganar, ganar y luego ganar (Luis Aragonés dixit). Para conseguirlo precisamente lo que no necesita es la ingenuidad que ha comentado su entrenador. Y recuperar sensaciones porque, hasta que no se demuestre lo contrario, Murillo, Vitolo y Thievy fueron figuras añoradas en la reciente actuación.

La cita inmediata es determinante: visita el Estadio Juegos del Mediterráneo ante un Almería crecido que en el último mes ha marcado la friolera 13 goles en una cosecha de 10 puntos de 12 posibles. Y su comportamiento en el campo de juego está en las Antípodas del Barça B.

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