Por Higinio Medina
No es casualidad que el Elche sea líder de la Segunda División del fútbol español. Su excelente ubicación en el campo y un trabajo tremendamente ordenado le ha proporcionado suficiente renta para posicionarse como uno de los grandes aspirantes a ocupar plaza en la categoría de oro la próxima temporada. Tan solo 12 goles en contra y dos partidos perdidos en lo que va de campeonato es aval más que suficiente para confirmar todos los pronósticos en este sentido.
Hoy hemos visto en el estadio de Gran Canaria lo reflejado anteriormente y dejamos constancia de ello. Ahora bien, ¿condicionó este currículum a la Unión Deportiva Las Palmas en su enfrentamiento con los ilicitanos?. Creemos que sí, pues desde el primer momento los amarillos no fueron los amarillos de partidos anteriores y el resultado de empate a cero registrado en el marcador o en todo caso el empate era una posibilidad positiva. El caso era no perder.
Los laterales prácticamente no subieron, estuvieron más pendientes de controlar que de ser controlados y el único peligro creado fue en momentos puntuales y siempre con escasa fortuna. Juego intenso pero muy conservador, quedando de manifiesto el respeto que ambos equipos se profesaban y las dudas que en forma de temor se observaban en caso de arriesgar algo más que lo visto sobre el terreno del juego.
La sensación es extraña y aunque el resultado en el fondo no es malo, sobre todo si nos lo planteamos desde la perspectiva que ofrece el enfrentamiento ante el primer clasificado, sí se abren algunas incógnitas que se percibían desde la grada y que se deben despejar en próximos partidos, pues, por lo que se va viendo hasta ahora, el recorrido es el mismo que al inicio de la primera vuelta y aunque el equipo es "otro", al que hay que sumar los refuerzos que han llegado, los planteamientos igual no deberían ser en función de, igual los planteamientos deberían ser los que da el creer en uno mismo, los que da en definitiva la propia convicción, la propia identidad...