El proyecto deportivo que presenta el club grancanario seduce y ejerce una atracción como la de antaño para el resto del fútbol de Canarias
Manuel Borrego
La confianza genera confianza. Fruto de ella, la UD Las Palmas ha logrado avanzar silenciosos pasos en su ejercicio de captación de nuevos valores del fútbol canario. Esta temporada ya están a las órdenes de Víctor Afonso en el conjunto filial hasta cuatro jugadores que proceden de la provincia occidental del Archipiélago, convencidos de las puertas abiertas que posee el club, esos vasos comunicantes que desembocan en el fútbol profesional. La oferta económica de la UD no desborda; el proyecto deportivo que presenta el club grancanario, en cambio, seduce.
No son los únicos, pero sí quizá los más significativos.
Carlos Gutiérrez y Jesús Valentín, dos centrales tinerfeños en los planes de futuro de UD Las Palmas (C. Torres)
Dani Lorenzo (portero palmero), Jesús Valentín y Carlos (defensas tinerfeños) y ahora Leandro Merino (argentino aunque residente en el Sur de Tenerife) representan la avanzadilla. Porque los ojeadores del club grancanario no cesan en su trabajo, enviando informes al departamento de captación que coordina Tonono Rodríguez. Llama la atención que estos jugadores confiesen que tras sus decisiones de venir a probar fortuna en amarillo existe un efecto llamada Unión Deportiva que les ha cautivado ... como ocurría antaño cuando Las Palmas fue el buque en el que se enrolaba lo más selectivo de la fábrica futbolística de toda Canarias.
El tráfico interinsular de jugadores siempre ha estado presente en la historia del balompié canario, con abundante sentido Oeste-Este, de Tenerife a Las Palmas. Ocurría antes de la fusión que hizo nacer a la UD Las Palmas en 1949. Luis Molowny y su paso por el Marino puede representar uno de los ejemplos más significativos: un genio tinerfeño que pisó Gran Canaria antes de dar un salto de mayores dimensiones en el Real Madrid. En esa segunda captación Santiago Bernabéu fue audaz y se anticipó al FC Barcelona.
Pero tras el éxito inmediato de la recién creada UD Las Palmas comenzó a producirse la captación de notables jugadores de la provincia vecina. En un primer momento, llegaban por empatía con el también creado UD Tenerife (1950-55), con jugadores de apoyo en Primera como Lorencito, Gorrín o Macario en el año del debut en la élite. Este goteo, con futbolistas de distintos niveles de actuación, tuvo su momento de auge bajo la presidencia de Juan Trujillo Febles cuando reforzó a la gran UD Las Palmas de los años sesenta y setenta con futbolistas que brindaron un rendimiento exquisito. Fueron los casos principales de Gilberto I (Silense, 1961), Martín Marrero y José Juan (CD Tenerife, 1966), Justo Gilberto (CD Tenerife, 1967) y Felipe Martín (CD Tenerife, 1973). Atilio Ley Duarte mantuvo esa misma idea con jugadores de proyección con Medina, Jorge Fernández y Víctor Celso (CD Tenerife, 1975, 76 y 80 respectivamente), sin olvidar a Luis Saavedra (Orotava, 1980). Incluso en este ciclo, de Tenerife se captaron jugadores extranjeros relevantes como Crispín Maciel (paraguayo, 1977) o el portero Nilson Bertinat (uruguayo, 1978), si bien en este último caso y a pesar de sus notables condiciones no llegó a debutar porque le precedía en el orden de prioridades el omnipresente Carnevali.
La UD siguió mirando la cantera de la provincia de Tenerife en los años siguientes, fijándose también en futbolistas que tuvieron pasos por equipos peninsulares como Julio Durán (Castellón, 1982) o Román (Atlético de Madrid, 1982). Insistió más tarde con Juanito Rodríguez (Güimar, 1984), Salvador (Mensajero, 1984), José Fernández (San Andrés, 1985), Olivier Chinea (Güimar, 1985), Andrés González (Marino, 1986), Eduardo Ramos (CD Tenerife, 1991), Nando (Ibarra, 1991), Tony (CD Tenerife, 1995), Ayoze (cedido por el Tenerife, 2004) ... O para emprender su particular política de repatriaciones con futbolistas de ida y vuelta como Manolo López (1994), Toni Robaina (1995) o Ismael (2004).
Por supuesto, importantes jugadores grancanarios viajaron en sentido inverso, pero las reglas del juego cambiaron bajo la exitosa etapa de Javier Pérez en la presidencia blanquiazul. Entonces, de Las Palmas, defendieron el escudo tinerfeño los Manolo López (previo paso por el Ceuta, 1989), Alexis Trujillo (1992), Toni Robaina y Alexis Suárez (1995), botones de muestra en una etapa en que el Tenerife era el equipo que abanderaba a Canarias.
En 2013, el viento que lleva el aroma de la etapa de Miguel Ángel Ramírez, cambia dirección.
Una formación del CD Tenerife, con algunos jugadores de doble paso como Estévez (segundo de pie a la izquierda), Jorge Fernández (segundo agachado a la izquierda) y Salvador (segundo agachado a la derecha)