Germán Medina, coordinador de la preparación física de la fábrica amarilla, analiza la evolución del nuevo jugador que coloniza la UD Las Palmas
Manuel Borrego
Detrás del gol de Vitolo en el Molinón hay un trabajo previo de laboratorio. Tras las huellas de los regates de Jonathan Viera, calificado por Juan Manuel Rodríguez como "un portento físico", también. La velocidad que destaca Sergio Lobera en Dani Castellano es producto de una misma labor invisible pero eficiente. Al igual que la resistencia de Hernán, Javi Castellano, Vicente Gómez, ... la velocidad explosiva de Asdrúbal, Omar Perdomo, Artiles y una hilera de jugadores que muestran el nuevo perfil del futbolista canario, al menos el de la fábrica de la UD Las Palmas. Los tiempos cambian y también el modelo de un equipo que, con un juego combinativo, constante, vertical y veloz se ha convertido en uno de los aspirantes a luchar por el ascenso a la Primera División con muchos productos con denominación de origen en su plantilla.
El entorno y los intestinos del representativo amarillo están en un proceso de transformación que no es fruto de un día; quizá no se aprecie pero los conceptos que hicieron grande a la UD Las Palmas (la buena técnica, el criterio de fútbol arte) se asocian ahora a la velocidad de ejecución y a la toma de decisiones rápidas y constantes durante noventa minutos. Esa fusión entre estética y resistencia viene modificando el molde del futbolista que emana desde filiales y que tiene propios escultores.
Una voz autorizada para hablar de los nuevos tiempos es Germán Medina Méndez (Las Palmas de Gran Canaria, 4 de diciembre de 1980); un personaje desconocido para el gran público pero admirado por los propios protagonistas que hoy forman la cadena productiva del club. Licenciado en Educación Física, ingresó en la UD Las Palmas en 2005 (colaborador de Pepe Juan Suárez en el juvenil nacional) y ahora es el coordinador de los preparadores físicos de filiales, el hombre sobre el que gira todo este cambio de carrocería y motorización que cada día se instala con más determinación en el buque insignia de la entidad. El objetivo de este trabajo lo recoge él mismo en una síntesis: "el perfil del nuevo futbolista canario es más sacrificado y competitivo. Y después de asumir ese sacrificio piensa en el juego y disfruta con él porque mantiene su buena técnica y adecúa la resistencia".
Preparar este cóctel de conceptos para elevarlos hasta el equipo profesional conlleva una exhaustiva labor que recorre toda la estructura de la Unión Deportiva Las Palmas. Germán Medina emplea en ello "doce horas diarias" porque atiende a los trece equipos del club, para coordinar a seis preparadores físicos y tres colegas más pertenecientes a entidades con las que existe colaboración. Todos los aspectos de la actividad diaria del jugador, la del terreno de juego y la externa, pasan por su supervisión para limar cada una de las facetas que desembocan en los deportistas de élite que proyecta el club amarillo. Y le queda tiempo aún para dirigir la preparación de Las Palmas Atlético y el juvenil B.
"SACRIFICIO, ESFUERZO Y ACTITUD"
"Mi primera impresión al llegar al club fue preguntarme por qué nuestros jugadores eran tan técnicos pero no tenían en su mayoría cultura de deportistas de élite", confiesa Germán a Tinta Amarilla. "Entonces, al contrario que ahora, también nos faltaban medios para realizar el trabajo. Empezamos por cuestionar lo que nosotros mismos hacíamos y empezamos a redactar nuestro propio libro, porque en base a la experiencia íbamos a tomar decisiones para mejorar el rendimiento competitivo de todos estos futbolistas. Había que prepararles para que tuvieran mayores garantías de ser competitivos".
Una de sus premisas es que "al futbolista hay que enseñarle, desde el primer momento, a entender cómo es su entrenamiento y cuáles son los objetivos que perseguimos. Al principio me llamaba la atención que cuando empezaba una sesión siempre existía el comentario de alguno que decía: ¿ahora, a correr?, con cierta desidia. Eso, con el aprendizaje, ha ido cambiando y se ha venido transformando al deportista con el hábito de asumir el trabajo y los objetivos de sus cargas. La mentalidad cambia y la actitud también. Las palabras sacrificio, esfuerzo y actitud siempre estarán unidas".
LAS FASES DEL PROCESO
El camino es largo y Germán Medina explica sus fases y los objetivos que se persiguen hasta alcanzar la profesionalidad:
En el ciclo benjamín: "Empezamos por generar hábitos saludables en los jugadores; desde estas etapas van comprendiendo, por ejemplo, la finalidad del estiramiento muscular y sus mecanismos en cada sesión. En este ciclo intentamos que el niño experimente con el balón, que él lo controle y no el balón a él. También, su dominio sobre el espacio, el momento del juego, los rivales, ... en definitiva, conocer qué hay en un campo de fútbol"
En el periodo infantil: "Introducimos de lleno el trabajo preventivo de lesiones. Cuando un coche ha tenido muchas averías durante su vida no puede llegar en buenas condiciones a lo largo de los años. Las pequeñas lesiones merman a la larga y desde pronto hay que mentalizar al jugador para que tenga una conducta que las evite. En el trabajo técnico, buscamos la continuidad en las acciones y empezamos el trabajo de resistencia, siempre con balón"
En la etapa cadete y juvenil: "Aquí ya subimos el nivel y se incentiva con el esfuerzo, para dar un paso mayor en la etapa juvenil. El trabajo de gimnasio es complementario y con mucho beneficio. El aumento de ritmo es ya casi pleno porque cualquier jugador del juvenil nacional debe asumir que en cualquier momento puede actuar en Las Palmas Atlético o en el primer equipo. Ese salto también lo notaría, pero lo asimilaría en periodos más cortos".
ACCIONES REALES EN LA PREPARACIÓN
"Intentamos que todos nuestros entrenamientos se produzcan en base a acciones reales de la competición", afirma Germán Medina, que no deslinda la preparación física del balón. El coordinador comenta que "cuando pensamos en realizar estos cambios creíamos que podría tratarse de una fusión nuclear, que podría ser explosiva. Poníamos en marcha nuestros mecanismos y descubríamos los errores. Pero se trataba de comprobar que el futbolista conocería cada vez mejor sus cualidades. El jugador tiene que saber cuáles sus límites para poder enfrentarse a ellos".
Esta nueva cultura formativa ha ido avanzando y dando frutos. Medina y sus colaboradores han instalado en toda la cadena una preparación física exigente y la predisposición al trabajo de los jugadores es plena. "El esfuerzo combinado con el balón y la continuidad durante todo el tiempo de partido es el resultado. Cada vez se nota más el rendimiento de Las Palmas (su cadena) con el resto de los equipos", puntualiza. "El jugador de nuestra cantera es técnico, sacrificado y competitivo durante los noventa minutos del partido".
La alimentación, por supuesto, está bajo su supervisión porque "dentro del biotipo individual de cada uno hemos de transformar su estructura para que pueda obtener el mayor rendimiento posible". Le viene de repente la imagen de Vitolo en sus fases iniciales porque "era muy flaquito. Le proporcionamos la información y los medios para que hoy ofrezca el potencial y rendimiento como profesional. Hernán, por ejemplo, necesitaba bajar peso. Desde que corrigió su físico comenzó a destacar en filiales".
Confiesa Medina que precisamente es Hernán el jugador que más le ha sorprendido en su evolución porque "domina el espacio de juego, aprieta a los rivales, durante los noventa minutos. Es muy competitivo". Otro de los que tuvo que modelar con esmero fue a Jonathan Viera porque "pasó momentos malos, especialmente cuando estuvo fuera del grupo. Pero comprendió que podía evolucionar con un trabajo de gimnasio que le ha ayudado muchísimo a elevar su rendimiento. Su transformación como deportista la asumió a largo plazo. En realidad es lo que siempre hacemos: analizamos a los futbolistas, proponemos sus mejoras y las vemos a plazo largo, hasta llegar a la etapa final".
Y ya vienen en camino nuevos valores diseñados bajo estos parámetros, en los que la UD Las Palmas ha establecido las bases de su éxito. Porque ahora, el equipo canario es uno de los más rápidos de la Liga, uno de los más cohesionados, solidario y resistente ... sin ser desleal a la técnica que siempre le caracterizó. "Tenemos que evolucionar; estamos obligados porque también el fútbol ha cambiado. Lo que hace veinte o treinta años servía para jugar en Primera, hoy necesita mejoras. El club también ha entendido que esto es posible y apostó por ello. Sin el respaldo del consejo no podría haberse realizado".