A pocos minutos de iniciarse el partido entre la Unión Deportiva Las Palmas y el Murcia el resultado favorecía a los canarios con dos goles en su casillero. Todo era propicio para obtener un resultado holgado, o como mínimo para disfrutar de una tarde-noche tranquila. Pero no fue así, los pimentoneros se sobrepusieron al varapalo inicial y poco a poco se fueron adueñando del esférico a pesar de los embates amarillos en forma de punta de lanza gracias a la velocidad de sus arietes.

Empataron los murcianos, y consideraciones arbitrales al margen el desasosiego se apoderó de los aficionados que se las prometían muy felices después del trepidante inicio de su equipo. Creemos que es un encuentro para la reflexión por lo acontecido en él. Es complicado entender cómo se puede dilapidar una ventaja tan importante en el marcador y menos aún cómo después de la expulsión de Barbosa y el empate visitante se nublaron las ideas de tal forma que no se supieron aprovechar las ocasiones que permitían los espacios, que incomprensiblemente con superioridad numérica dejaba el equipo visitante, presagiándose desde la grada lo peor.

Pero el destino es caprichoso y no siempre injusto, pues cuando veíamos que lo aparentemente fácil se complicaba y que lo propicio se transformaba en adversidad, y cuando además veíamos que las piernas casi no respondían, volvimos a redescubrir el espíritu que tantas tardes de gloria ha dado a los grancanarios. Un espíritu claramente ganador que vencía a la adversidad en forma de fe y de coraje para sorpresa del contrincante de turno y admiración de la grada. En el último suspiro volvió a aparecer Vitolo y en esta ocasión no falló para delirio del respetable. Así se forjan las leyendas...

La senda parece trazada y la imaginación comienza a no tener límites, pero no se pueden lanzar las campanas al vuelo, queda toda una segunda vuelta. Hoy se ha presenciado un encuentro de los que se recordarán con agrado, pero no sólo debe ser un encuentro para la memoria debe ser algo más, pues de las victorias también se debe aprender y este partido, en ese sentido, da mucho de sí.