Por Higinio Medina
Muchos son los problemas que se han instalado en la sociedad por causa de una crisis tan incierta en su solución como dañina en su contenido. Miles de familias se han visto y se ven día tras día abocadas a la desesperación mientras los responsables parecen mirar hacia otro lado, eso sí, sin ningún tipo de responsabilidad ¿curioso no?. Es la historia de España, por desgracia fielmente reflejada en la novela picaresca española a través de una de sus obras cumbre: El Lazarillo de Tormes y desde ésta han pasado unos cuantos siglos. Así nos va...
Afortunadamente se saldrá y será gracias al sacrificio popular y empresarial, pero a qué coste. Afortunadamente, también, surge de vez en cuando un oasis ante tanta adversidad que nos sirve de referencia para evadirnos de la realidad dentro de otra realidad, que también es ilusión y que nos ayuda a mitigar las penas con un poco de alegría y esa alegría para los amantes del fútbol canario hoy por hoy es la Unión Deportiva Las Palmas.
El equipo amarillo recibió al finalizar su partido contra el rocoso Mirandés una gran ovación por parte de sus seguidores. Un nuevo triunfo que se reflejaba en los rostros de felicidad de la sufrida afición grancanaria. Hacía tiempo, mucho tiempo, que no se veía la comunión que hay entre la grada y el equipo, y La gente comienza a soñar. Los comentarios que oímos cuando abandonamos el recinto deportivo de Siete Palmas van todos en esa dirección, no hay quejas sólo alabanzas: "¡Qué partido el de Vitolo!". "¿Vistes cómo Thievy dejó atrás a la defensa?, ¡qué punta de velocidad tiene ese niño!", "¿y Momo?. Momo falló el penalti, ¡pero qué partidazo hizo!", "¡Así sí!, es el camino"...
No sabemos si al final se conseguirá el objetivo trazado. ¡Ojalá!, sería una inyección de moral bastante alta y sobre todo la influencia que tendría en lo económico para la isla. Pero al margen de este posible logro (no podemos aferrarnos a lo que no tenemos), lo conseguido tiene un valor social muy importante y no sólo en los que acuden al estadio, pues el arraigo del "equipillo" en la sociedad canaria casi va en sus genes: es uno de sus símbolos. De ser otra la situación económica actual los asientos, a buen seguro ya estarían casi completos.
No se deben lanzar las campanas al vuelo, pero estamos en una época especialmente sensible por las connotaciones comentadas al principio, pero también por la principal de ellas: estamos en Navidad, y Navidad es sueños y es esperanza. Sueños en busca de la felicidad, esperanza por lograr esos sueños; y en el camino una luz que ilumine nuestros pasos. Como decíamos: ¡Es Navidad!... ayer, hoy, siempre, pero en esta ocasión, y más que nunca, debe ser una Navidad para la esperanza.
Desde estas líneas, nuestros mejores deseos en un mundo tan cambiante como en el que vivimos, pero en el que siempre queda un resquicio para tener un mañana mejor.