Por Manuel Borrego
Un amigo personal nos preguntó, mediada la segunda agarrada entre Tino González y Nauzet Rodríguez (punto decisivo del Gáldar-Adargoma), qué titular teníamos en mente para la extraordinaria luchada que habíamos presenciado en el terrero del club del Noroeste. "Atraco total", le dijimos, "pase lo que pase". "Porque fíjate cómo están las dos aficiones y los banquillos, protestando al árbitro, presionando y olvidándose de animar a sus respectivos luchadores. Es el cuento inagotable aquí y en Punta Gorda".
El colegiado Francisco Borja no tenía seguidores en las gradas del terrero de Gáldar, como todos los de su gremio. Sin embargo era el actor sobre quién se centraba toda la atención del viejo truco de soplar y esperar de qué lado cae la amonestación. Pero ninguna de las decisiones que adoptó este jueves el juez deportivo empaña un centímetro la notable hazaña del Unión Gáldar sobre el equipo más en forma de las competiciones en Gran Canaria. Borja, como otros compañeros, caminará siempre por el alambre porque el problema no está en el terrero, empieza y posiblemente termina fuera de él. Fue paciente y exquisitamente justo, pero no ganó amigos.
Esta canción es constante, todos los fines de semana la misma música y la misma letra; sólo cambian los artistas y los escenarios. José Antonio Caballero, presidente nuevo insular, anunció en entrevista a Tinta Amarilla un reciclaje general para todos los estamentos de la lucha canaria. Sin duda, a la vista de algunos espectáculos impropios del concepto-raíz de la propia lucha canaria, lo necesitan los árbitros, los luchadores, los mandadores, los directivos, los aficionados y hasta los que se creen eternos e intocables.
De lo contrario seguirán viviendo en una gran mentira, con manos acostumbradas a dar guantazos cuando el resultado no favorece.
Como en todos los deportes, el árbitro puede no poseer el ángulo correcto (C. Torres)