En el 3-0 al Córdoba se produce la coordinación de movimientos precisos y sincronizados para que Vitolo goce de una ocasión letal ante el portero
Tinta Amarilla
El 3-0 de la UD Las Palmas al Córdoba es un trabajo de relojería, que nace en el centro del campo y a través de un aparente inofensivo saque de banda. Pero la coordinación de movimientos de los tres actores amarillos desarmó todo el entramado defensivo del conjunto andaluz.
En la imagen 1 del combo (GolTV), se aprecia que toda la tensión de la jugada la traslada la UD Las Palmas hacia el sector derecho, donde David García se prepara para poner el balón en juego con las manos. Ocho futbolistas de campo del equipo blanquiverde muerden el anzuelo aproximándose a la zona cero y, a su vez, liberan otras parcelas del campo.
Thievy, el receptor del pase, realiza un doble movimiento -imagen 2-. Insinúa que la recepción del pase se producirá en la proximidad de la línea lateral, pero lo recibe hacia el corazón del terreno de juego, donde acaba rodeado por cinco jugadores adversarios. Su situación descompensada supone que la atención hacia la zona central de la defensa sea menor donde, de repente, por allí aparece Vitolo en galopada vertical e incrustado entre los centrales andaluces -imagen tres-.
Thievy desestima el control del cuero y, casi sin mirar, envía el siguiente servicio hacia el área convencido de que su compañero Vitolo ganaría en velocidad a Gaspar y López Garai. Así ocurre y, además, el trigoleador grancanario tiene la virtud de colocar su cuerpo entre el balón y los zagueros -imagen 4-. Aísla a todos los rivales de la posibilidad de alejar el balón mientras localiza el momento exacto para el remate.
La progresión de Vitolo en el área se produce en diagonal -imagen 5- hasta alcanzar el momento idóneo donde su diestra encuentra el pasillo del gol. El 3-0 es, en consecuencia, una jugada diseñada en la pizarra y resuelta en tres movimientos precisos, sincronizados y bellos.