Hija de Simón Estruch (socio fundador de la UD Las Palmas), vive a distancia desde 1957 la pasión del primer equipo al que aplaudió
Manuel Borrego
La luz que emite la mirada de Feluca Doreste Padilla (Las Palmas de Gran Canaria, 24 de marzo de 1937) ejerce una fuerza cautivadora. También su memoria, que saca a pasar con fácil cintura. Feluca es una simpatizante eterna de la UD Las Palmas, heredera moral de uno de los hombres que fueron ponentes de la fusión de los cinco clubes que en 1949 firmaron la fusión para el nacimiento del equipo de todos. Es hija de Simón Doreste Estruch, el directivo que acompañó a Eufemiano Fuentes para la aportación del histórico Marino CF, de donde era uno de sus insignes gestores. "El Victoria, rabo de vaca; el Marino, campeón; presidente Eufemiano, tesorero don Simón", recuerda así Feluca el estribillo del graderío, reviviendo la rivalidad enconada de los años cuarenta en la capital grancanaria.
Feluca partió en 1957 hacia Venezuela, para residir en Maracaibo tras casarse por poderes con Carlos Sánchez Díaz, un isleño que emigró para ejercer en aquel país como profesor universitario de Latín y Griego, más tarde de Castellano. Con fino humor, ágil memoria y sorna isleña, puntualiza: "Cuando era niña decía que quería casarme con alguien que supiera bailar y no tuviera bigotes. Sin embargo, cosas del destino, lo hice con alguien que no bailaba y tenía mostachos. Y, además, ¡no le gustaba el fútbol!. Lo supe tras veinte años de convivencia porque me lo confesó. Él era entrenador y jugador de baloncesto. No me había dicho nada en todo ese tiempo para evitar disgustarme".
Tenía Feluca un punto de rebeldía que su padre, quizá sin saberlo, puso a prueba. Porque durante la presentación en casa de los Doreste, don Simón tomó una estrategia que resultó errónea. Quería evitar que su hija emigrara a Venezuela con 20 años pero "le dijo a mi prometido que si sabía que Feluca tenía un carácter horroroso y mal genio. Carlos le contestó: "estoy dispuesto a soportarlo". Y yo pensé en ese momento que ese novio era el mío. Me casé con él, claro".
ADMIRADO MOLOWNY
El socio fundador número 9 de la UD Las Palmas fue don Simón Doreste, que llevaba a su familia al completo a ver los encuentros del nuevo equipo en el remozado Estadio Insular. "Viví el ascenso de 1951, que fue extraordinario. Un acontecimiento que hizo enloquecer a la ciudad. La algarabía se escuchaba de un lado a otro de la ciudad". Así nació la pasión de la joven Feluca por el balompié y por la Unión Deportiva. Aunque "antes era del Marino y más tarde me hice del Real Madrid. Mi padre tenía una casa en la Playa de La Laja, porque fuimos uno de los once primeros propietarios de aquella zona de la ciudad. Y allí un día se organizó un caldo de pescado al que fueron invitados los jugadores del Marino aunque también acudieron otros, como el victorista Alfonso Silva. Fue el lugar donde conocí a Luis Molowny ... En ese momento supe que lo iban a traspasar al Real Madrid por una confesión de mi padre, cuando ya ambos clubes estaban en tratos". Las simpatías por el club blanco habían germinado en ese momento a causa de Molowny de quien, pasado los años, Feluca recuerda con gracia que "fue el jugador que más admiré ... y habría sido también una buena causa de divorcio". Pero los caminos tomaron direcciones opuestas.
La niña Doreste había hecho sus pinitos deportivos como nadadora del Julio Navarro, donde coincidió con célebres deportistas de la época como Roberto Alberiche, Pastora Martín, Nino y Jimy Correa, Tomás Doreste, Fernando Díaz Cutillas ... a las órdenes del legendario Quique Martínez. "Era espaldista y tengo una anécdota que contar sobre mi primera y única actuación fuera de la isla, en Tenerife. En la víspera me comí un paquete de roscas que no me sentó muy bien. Así que a la hora de la competición", continúa, "me lancé al agua no sin antes advertir a mi entrenador que tenía un fuerte malestar, dolor en la tripa. Me acuerdo que nadaba cuando, de repente, sentí que me hundía después de sufrir un tirón en una pierna. No podía moverme. Lo único que recuerdo es que me estaban despertando y que varios días después pasé por el hospital para operarme de apendicitis. En mi primera actuación... La única vez que representé a la isla y casi me ahogo", señala Feluca mientras descubre su contagiosa sonrisa.
NOTICIAS EN DIFERIDO
Pero llegaron los años de la lejanía tras el matrimonio y el desplazamiento a Venezuela. "Desde aquel momento perdí mi contacto con la Unión Deportiva Las Palmas y con todo lo que representaba para mí. Fue un sacrificio importante". Que su padre trató de subsanar porque la fidelidad amarilla de Feluca Doreste se produjo en aquellos largos años en que las noticias de su equipo le llegaron por barco, envueltos en los periódicos que de forma semanal su familia le enviaba. "Pasaba directamente a las noticias deportivas, porque las informaciones políticas en la época franquista no me interesaban. Y allí me enteraba de todo, como si estuviera aquí".
Asegura que las informaciones más impactantes le llegaron cuando "murieron Guedes y Tonono; no les conocía porque eran posterior a mi época, pero era como si les hubiese conocido totalmente. Sufrí mucho, lloré bastante por ellos". También en diferido le llegó el más duro varapalo que recuerda: "El descenso de 1983; no me lo podía creer. Ese resultado ante el Athletic me costó un año de alejamiento porque no quería saber nada de la Unión Deportiva. Mis hijos (tres varones y dos niñas) me decían que por qué me lo tomaba de aquella manera. Pero luego venían y me decían cómo había quedado el equipo y ... no lo podía evitar".
LA INFORMACIÓN EN VIVO
La relación con la UD Las Palmas y con el deporte de Gran Canaria se restableció de forma completa, con la reinvención de la propia Feluca Doreste. "Me había quedado sin amigas, porque algunas se habían marchado de Maracaibo, y yo veía a todos los chicos en las computadoras, centrados. No me imaginaba en una situación similar. Sin embargo una de mis hijas, en una reciente Navidad, me regaló un portátil. Acudí a un curso de un mes para aprender lo básico y en poco tiempo estaba metida también en la red. Buscaba las noticias de la UD Las Palmas y mi amiga, Margarita Correa (residente en Madrid), me recomendó Tinta Amarilla porque se identificaba con lo que estaba buscando".
Así es cómo Feluca encontró un lugar que cada día visita, con intervenciones a través del grupo de facebook, para encontrar todo lo que le interesa y a echar una lagrimita desde la distancia cuando aparecen los suyos, los amarillos de antes. "Me emocioné mucho recientemente. No conocía el Estadio de Gran Canaria". Malena Millares, bloguera oficial de la UD Las Palmas, le acompaña en la entrevista junto a su esposo Bruno González. Confiesa que al visitar en estos días las afueras del Estadio Insular las emociones de Feluca Doreste brotaron con natural melancolía. Aquel teatro de sus sueños ahora en ruina es una imagen hiriente que, sin embargo, no romperán los recuerdos de sus años juveniles. "Toda mi familia se sentaba detrás de los banquillos. Bueno: en realidad eran unos bancos o sillas de madera. Los balones nos caían, los devolvíamos al instante. Hablábamos con los jugadores. ¡Qué tiempos!".
Feluca vuela este martes a Maracaibo, pero se quedará con nosotros porque las autopistas de la información atraviesan el salón del hogar marabino. Venezuela no queda tan lejos.