Leoncio Castellano regresa a casa tras una delicada operación quirúrgica
13/06/2012

"Hace un mes sufrí un achuchón mientras esperaba mi turno para el cardiólogo. Ahora estoy fenómeno, todo vuelve a empezar" señala el legendario técnico de balonmano

Leoncio Castellano, uno de los padres del balonmano en Gran Canaria, está felizmente de nuevo en casa. El pasado lunes recibió el alta en Santa Cruz de Tenerife tras culminar el proceso de una delicada operación cardiológica en la que los doctores repararon los daños localizado en el motor de su extraordinario físico. "Hace un mes sufrí un achuchón (así define su episodio cardiólogico) y los médicos decidieron realizar esta operación. Fue una cosa seria. Estuvimos antes 18 días ingresados en el Hospital Negrín y la intervención quirúrgica se realizó en Tenerife, con una duración de seis horas en quirófano. Estoy muy agradecido a todas las personas que me han ayudado en estos momentos y en especial por todas las atenciones recibidas tanto por los profesionales de la medicina, como por familiares y amigos. Ahora me siento fenómeno, todo vuelve a empezar para Leoncio. No sé cómo agradecer las muestras de cariño recibidas estos días".

A Leoncio, en realidad, no le coge de sorpresa esta incidencia coronaria que ha padecido. Su fuerte carácter, que le convirtió en un personaje siempre especial en las canchas de juego, le llevó a algunas situaciones límites. Él mismo lo recordaba en la entrevista publicada en Tinta Amarilla.es hace un año. Fue en Jaén, en un partido frente al ADA, dirigiendo al Escaleritas. Dijo lo siguiente: "Me cabreaba en todos los encuentros. Los jugadores ya sabían qué significado tenían mis enfados, porque servían para mejorar, especialmente en la Penínsular porque en aquella época se montaban muchas encerronas. Les decía que el único que tenía facultades para protestar era yo ... "porque no juego". Pero fue tal el enfado que cogí en Jaén que terminé en un hospital. Me dio un achuchón y acabé conectado por todas partes. Los médicos me dijeron que tendría que estar cuarenta y ocho horas de reposo; pero nada: para Las Palmas. No esperé", dijo.

"Sí efectivamente", nos añade ahora. "Mi médico personal era Gregorio Toledo, al que le gustaba el balonmano. Cuando me reconoció después de aquello y se enteró de que había regresado a la Isla sin terminar la inspección médica me dijo que ahora comprendía por qué estaba tan loco en las canchas, que debía de cuidarme".

Bien rodeado en casa, alimentos sanos y un chasis de Primera. Queda mucho Leoncio, mucho por hacer. Nos congratulamos de la buena noticia en Tinta Amarilla.

M.B.

 

 

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