
Foto: Fernando Sánchez
La imagen de Jonathan Viera era la más buscada este viernes en el Estadio de Gran Canaria. Iba a ser su fiesta personal, para poder decir adiós a los aficionados que le han idolatrado ... y alguna vez también le pitaron. Pero el semblante del futbolista, capitán en la jornada, fue serio, cabizbajo en sus últimos minutos de amarillo. No lo merecía; su entrega en el campo fue ejemplar.