El rotativo Aire Libre, de Santa Cruz, recogió con perspectiva dolorosa el éxito de los Diablillos Amarillos, realizando reproches sobre el comportamiento de la afición tinerfeña
Aire Libre, semanario editado en Santa Cruz de Tenerife en aquellos años sesenta, recogió un curioso comentario sobre el triunfo de la selección juvenil de Las Palmas. Lo firmaba Salvador Pérez, bajo su conocido pseudónimo Paladín. En él pedía que el fútbol tinerfeño aprendiera de los éxitos canarios de Las Palmas, que siguiera los pasos de la afición grancanaria. No tiene desperdicio. Ésta es la recoplicación de su texto:
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"Sí amigos, sin precedentes anteriores en el fútbol canario, ha sido esa sensacional victoria conseguida por los juveniles de Las Palmas en tierras de Murcia. Algo hasta ahora no saboreado por la delirante afición grancanaria, que en estos días, cual chiquillo retozón, salta de júbilo, lanza alborozada los cohetes del entusiasmo, toca triunfales repiques en las sonoras campanas de la victoria postrera. La cosa no es para menos. Un Campeonato de España de juveniles no es juego. Ahí no es nada. Ser los mejores de la categoría, por todo el ámbito patrio.
Aquí los tinerfeños tenemos que estar alegres, contentos y orgullosos por esta proeza. Aunque los de la isla redonda nos digan: ¡alto ahí, amigo, esto lo hemos hecho nosotros!. Lo que tenemos que realizar los de la isla picuda es imitar de la mejor manera posible, emular en lo que cabe esa hazaña. Que en nuestro corazón ‘pique' el deseo constante de la superación, del querer llegar más alto, la aspiración de subir hasta donde ellos han subido. Miremos algunos aspectos de ese triunfo y saquemos nuestro talante, algunas saludables consideraciones. Aprendamos algo para el futuro.
La victoria canaria ha sido la victoria de la unidad. La unión hace la fuerza, reza el proverbio. Todos apretados en fuerte haz, hacia el camino del éxito. Nada de posturas rivalistas de tres al cuarto. Ajenos a los politiqueos que llevan a la desunión. Mando único en la selección, es cogiendo los hombres más idóneos y rebuscando por todos los lugares de la isla a los jugadores. Lo que desgraciadamente aquí no sucedió. Pero corramos un tupido velo a este asunto.
La masa de aficionados, el público, el llamado -con razón- el jugador número doce, también tuvo su gran participación en el triunfo. Llenos completos, a rebosar, como nunca vistos, en el Estadio Insular. Ambiente -ovaciones a granel, bandas de música- extraordinario. Apoyo constante por todos los medios. Cariño total a los seleccionados. Perdón en los fallos propios.
Nuestro público -y perdonen la sinceridad- no es así. Va al campo -no en demasiada cantidad- a ver a los juveniles como si aquello no fuera con ellos, fríamente, sin importarle un comino lo que en la cancha sucede. Sin darles a los jugadores el calor necesario. Sólo a contemplar fútbol. ¡Bonita manera de defender la cantera!. Así no puede ser, no se llega a ninguna parte. Hay que luchar como si de un jugador se tratase. Apoyar constantemente a los muchachos. Esa debe ser la trayectoria futura. Sigámosla.
Aprendamos la provechosa lección de Las Palmas. Saquémosle jugo en el porvenir. A ellos nuestra felicitación, de verdad; de canarios a canarios. Las Islas Afortunadas sobre todas las cosas. Hasta en fútbol".
Paladín
(Aire Libre, Santa Cruz de Tenerife)