
El escolta neozelandés, que debutó en la ACB en 2003 con el conjunto amarillo, regresa a la isla de la mano del Fuenlabrada
En noviembre de 2003 el Gran Canaria buscaba en el mercado un escolta o un alero que relevara a un ‘incomodado' Brad Traina en su filas. Sobre esos días, Minnesota Timberwolves redibujaba su plantel y dejaba sin hueco al joven neozelandés Kirk Penney. Miami se interesaba por sus servicios e incluso llegó a contratarle y hacerles jugar en la NBA en dos partidos, antes de que el Gran Canaria consumara una buena maniobra en la que consiguió convencer al ‘Tall black' -apodo con el que se conoce a los jugadores de la selección neozelandesa de baloncesto-.
Este fin de semana, Penney regresa a la isla que le dio la oportunidad de lanzarse en el mercado europeo. Tras su paso por las filas amarillas intentó nuevamente una aventura NBA con Los Ángeles Clippers, pero no tuvo gran fortuna y su buen rendimiento en Gran Canaria fue considerado por conjuntos como Maccabi de Tel Aviv, Zalguiris Kaunas o Alba de Berlin para confiar en sus servicios en las temporadas 2005/06 y 2006/07. En estos equipos ganó las copas israelita y lituana. En su país volvió a reconfortar su espíritu baloncestístico en los años siguientes y este pasado verano, después de ganar el título el Fuenlabrada le rescató para el basket español en una maniobra muy satisfactoria y que le está dejando al conjunto madrileño buenos réditos.
Acaba de terminar en la universidad de Wisconsin y Penney se perfilaba como una de las grandes promesas del baloncesto de su país, Nueva Zelanda. Aunque se inició en el deporte de la mano del rugby, donde su país tiene una gran tradición, pero el baloncesto llamó a la puerta de su curiosidad. Penney se ha ido forjando a base de arriesgadas experiencias, como al de abandonar su país a una edad temprana y mudarse a Estados Unidos, lejos de su familia. El paso por Gran Canaria no dejó de ser otra apuesta importante en su hoja de ruta hacia la fama.
Ahora, ocho años después, regresa a la Isla con una gran madurez profesional en sus venas. En Fuenlabrada él es una de las principales razones de que el conjunto madrileño atraviese por su mejor momento en la ACB. Su participación en la Copa del Rey lo demuestra; y aunque la segunda vuelta no está siendo tan productiva, mantienen la esperanza de meterse en los play off por el título que se le negaron a Penney en 2004 por culpa de una rotura de fibras en bíceps femoral.
Penney es el máximo anotador de la plantilla que dirige Porfidio Fisac. Con un promedio de 14,3 puntos por partido en las 23 jornadas que ha disputado. Esta cifra mejora la de 10,6 puntos por encuentro que promedió en los 24 partidos que disputó con el Gran Canaria en la competición española. En aquella ocasión, su listó lo estableció en 26 puntos, en un choque ante el Joventut (97-67) en el que el conjunto verdinegro se encontró enfrente a un imponente Marcus Goree, 20 puntos y 16 rebotes. En Penney y Gouree se encargaron de hacer inútil los esfuerzos del conjunto que dirigía en esos años Aíto García Reneses en el que se asentaba la figura de Rudy Fernández.
Este domingo, a las 12:00 horas (atención al cambio horario de la madrugada anterior), el Gran Canaria necesita frenar su impulso anotador mejor de lo que lo hizo en el partido de la primera vuelta de la fase regular. En Fuenlabrada, Penney fue el máximo anotador de su equipo (17 puntos), con una excelente actuación en el último cuarto del partido, para conseguir la victoria ajustada (69-65) sobre el Gran Canaria. Llega la hora de la revancha.
Juan Pedro Borrego