Momo marca de amarillo después de ocho años y tres días
20/03/2012

Dedica sus goles a sus hijos Alex y Gisela, cuyos nombres están tatuados en sus antebrazos y anuncia que "tenemos hambre" de triunfos

Lo primero que Momo hizo al marcar su gol al Celta el pasado sábado fue celebrarlo besando sus antebrazos. Es un ritual. En cada uno lleva tatuado el nombre de sus hijos Alex y Gisela; los tiene presente siempre. Además, se daba la circunstancia de que ese gol se producía ocho años y tres días después del último de su zurda con la UD Las Palmas (14 de marzo de 2004, frente al Sporting de Gijón), en Segunda División. Todo tiene significado.

"Lo importante es que nuestra gente se sienta contenta con el trabajo de nuestro grupo (...) El equipo demostró que concentrado y al nivel que estuvimos el otro día no tenemos nada que envidiar a nadie. Salimos desde el primer minuto a comernos al Celta y lo demostramos", comentó al analizar la última actuación. "Estamos confiados después de la victoria de Murcia, con buena imagen, pero también queríamos repetirlo aquí para que la gente se fuera contenta".

Sobre sí mismo menciona que "Juan Manuel sabe lo que puedo dar. Exige mucho y tengo que ganarme la confianza trabajando", esgrime con firmeza. "Me falta todavía, estaré en un sesenta o sesenta y cinco por ciento del ritmo de competición que puedo coger".

Observa diferencias en relación a su anterior etapa como amarillo: "Ahora hay mucha estabilidad, se hace todo con cabeza; es más humilde en todo. Esta plantilla saca más rendimiento porque se está dejando trabajar al cuerpo técnico y jugadores. Se respira más tranquilidad". "Tenemos hambre de triunfo", sentencia.

Comparte el artículo si te ha gustado
También te puede interesar