Foto: C. Torres
Los años de lucha del Adargoma no pueden caer en el vacío. La práctica de la lucha canaria en el Siglo XXI merece la reflexión de nuestras instituciones. El terrero de La Presa tiene su encanto, pero también sus déficits. Necesita una remodelación con una techumbre porque inviernos como los de 2012 son para valientes. Como Olivia Ramírez, la neófita luchadora del club de San José, que acude a la llamada para la brega aterida de frío y no puede disimularlo. El colegiado Francisco Candelaria extiende su mano y observa cómo la joven deportista trata de mantener su calor corporal. Para pensar, al menos.